paradas en una frágil trajinera.
No pude ver que más sucedía, solo que llegamos a un
punto en el que alguien comenzó a gritar, ¡corran,
corran!, quizá, el humo y el ruido producto de un
artefacto explosivo, quizá el vuelo bajo de un
helicóptero de seguridad pública de CDMX, varios
drones volando por el cielo, quizá el ambiente que ya
se sentía para ese momento algo tenso, quizá fue
también el cumulo de emociones diversas, no sé, en
ese momento
todo fue algo confuso, lo único que
Internacional
Elisa Ahedo
Después no tenía en mi cabeza nada más que
todos esos rostros de cientos de mujeres, todas
esas consignas, esas pancartas, esos gritos, toda
esa furia y rabia que escupían las mujeres en forma
Elisa Ahedo
de diamantina morada y que parecía salirles de sus
entrañas. Después de tener eso en mi cabeza, no
podía conciliar el sueño, quería entender qué había
pasado. Me sentía un poco confundida y
contrariada, intenté reflexionar para entender
empáticamente todo lo que había sucedido, qué
había visto yo, qué era cierto y que no, qué estaba
siendo
manipulado
por
los
medios
de
comunicación, qué estaba yo sintiendo en ese
momento.
Este fue un momento importante para mí, porque
entendí que debía hacer una pausa para mirarme,
para comprenderme, repensar y fortalecer mis
prácticas feministas, para reconocer mi andar en el
feminismo, y el de las otras, y el que ya han
comenzado a andar las nuevas generaciones.
Me fui poco a poco apaciguando, hasta que el
cansancio vino a mi cuerpo, y sí, pensé,
definitivamente esta es una “nueva ola” de mujeres
feministas, son otras energías, pero también me
queda claro que estas nuevas generaciones, las
pasadas, las de en medio, etc., seguimos unidas por
alcanzar
los
mismos
anhelos,
creo
que
independientemente de la “brecha generacional”,
todas nosotras seguimos y seguiremos unidas,
como dice Marcela Lagarde: por la vida y la
libertad de las mujeres.
Chilpancingo de los Bravo, Guerrero a 19 de agosto, 2019.
pude lograr fue tomar de la mano a una compañera, y
correr con ella sin soltarla… sí, para que negarlo, sentí
miedo. Al final decidimos salirnos de la marcha, por mi
estaba bien, aunque creo que si mi hubieran
preguntado si quería continuar, no me hubiera
negado, pues todavía sentía en mi cuerpo cierta dosis
de adrenalina.
¿Qué me sucedió después de la marcha?
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