De los anterior es poner a los varones en un verdadero escenario de riesgo, esto es, que las ventajas que se han
subrayado tiene como atributo el rol masculino, por consecuencia se convierte en el motivo de riesgo, y es un
factor de riesgo para sí, para otros varones, para mujeres y niñas/niños. (M. Kauffman). Desde esta perspectiva,
el machismo, y los varones así ajustados en esa identidad están en riesgos constantes, los datos están ahí, más
accidentes fatales, consumo de sustancias, violencia, incremento de población masculina en cárceles, muertes
violentas, ejercicio de agresión, acoso y hostigamiento, incremento de ITS y VIH, son solo unos escenarios
negativos. No obstante aparece una dificultad crucial, muchos varones no quieren cambiar y no suponen que
esto pueda ser motivo suficiente para cuestionarse en sus prácticas vinculadas al género. Los datos por
desgracia apuntan a señalar que los escenarios son complicados y las políticas públicas aún no hacen un
contrapeso suficiente.
Vale el esfuerzo proponer políticas públicas, foros, espacios de discusión que influyan en políticas públicas que
hagan ahora sí, el contrapeso necesario para expresar como los varones tienen que transformar, para cuestionar
y re-hacerse en el ejercicio de su existencia.
Foto tomada de: http://www.revistamatices.com.ar
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