PÁGINA 3 | MOMENTOS | SORTEM
BAJO SU DEFENSA
ESTABA SU PROPIO
MIEDO A LA MUERTE
DE UN SER QUERIDO.
Mariano había trabajado en el mundo funerario
desde que dejo el instituto, hace ya siete u ocho
años. Entró porque era donde había trabajado
siempre su padre. pero, al final, le acabó
gustando su trabajo. Lo que más le gustaba era
cuando sentía que había hecho una buena labor
con una familia, sabiendo que iban a quedarse
con un buen recuerdo sobre su ser querido para
el resto de su vida.
Asistió a uno de mis cursos sobre comunicación
y en uno de los ejercicios que realizamos, se dio
cuenta de por qué terminaba poniéndose a la
defensiva con sus clientes y por qué no podía
mostrarse más empático con ellos: bajo su
defensa estaba su propio miedo a la muerte de
un ser querido.
Con el objetivo de poder ahondar más en su
capacidad de empatía, me pidió que le ofreciera
supervisión clínica una vez cada dos semanas,
durante la cual me exponía sus dificultades con
clientes y entre los dos reflexionábamos sobre
su comportamiento, lo que lo había impulsado y
sobre todo, a cambiar su perspectiva para poder
actuar de manera más humana y accesible en el
futuro.
Mariano tenia dos hijos. El mayor tenía cinco
años y el pequeño dos. Su hijo mayor nació con
una enfermedad cardiovascular muy poco común
y permaneció en la unidad de cuidados
intensivos durante unos meses.