PÁGINA 2 | MOMENTOS | SORTEM
REFLEJO
Cuando imparto un curso a un grupo nuevo
de gente, lo primero que hago es explorar
las inquietudes de los asistentes. La razón
es muy sencilla: me interesa mucho más el
hecho de ser útil a los miembros asistentes
que escucharme a mi mismo hablar de un
tema que ya conozco.
En un curso reciente, en una zona rural,
pedí a la gente que se imaginara que el
curso ya hubiera finalizado y que hubiera
respondido a todas sus preguntas, además
de darles todas las herramientas para
obtener el resultado que desearan en su
trabajo. Las sonrisas en la cara de la gente
según procedían a soñar fueron iluminando
la sala poco a poco.
Me resultó curioso que, como en muchos
otros cursos que he impartido en otros
lugares, se confundieran la necesidad de
conocimiento
psicológico
con
otros
elementos que pertenecen al mundo de la
gestión. Por ejemplo, que el conocimiento
de las fases del duelo en el familiar
difícilmente va a eliminar las reacciones en
éste procedentes del hecho de que las
esquelas, las flores u otro tipo de servicio
no se gestionen con la rapidez esperada.
La mayor dificultad que se llegó a expresar
durante este curso en particular fue el
sentimiento
de
responsabilidad
que
inundaba al personal de tener que cumplir
las necesidades de toda la familia.
Tras varios ejercicios realizados, los
asistentes del curso se dieron cuenta de que
el trabajo emocional al que se enfrentan a
diario no es más que la punta del iceberg y
que, además, detrás de la presentación
exterior de cada familia hay todo un mundo