Moebiana 61 - Escuela Freud-Lacan de La Plata MOEBIANA 61 | Page 37
Cartel de Clínicas
no. Una inestabilidad, algo así como una tempestad su apellido (dolor en francés), aunque te deje pega-
de oleaje colérico e irritante, ya no estaba tranquila da a un olor sería una forma de decir de ese dolor?
en ningún lado. Incluso eso no había logrado apa-
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ciguarse ni aún cuando el laboratorio pidiera dis-
culpas porque habían confundido los resultado del
paciente, fue un error administrativo. No pudiendo
BIBLIOGRAFÍA:
correr esto de su cabeza: -Ya estaba hecho. Ya esta-
ba manchada la inocencia, ya no podría volver a
•
armar la capa que la cubría y envolvía, esa rela-
ción donde solo cabían dos haciendo UNO.
W. Shakespeare, Otello, El moro de Venecia.
Ed Buro Editor
•
S. Freud, Sobre algunos mecanismos neuró-
ticos en los celos, la paranoia y la homose-
Pero llego el día en que la duda, la intriga, la sos-
pecha, la ira también quedó nuevamente exiliada.
xualidad, 1921 Ed Siglo XXI
•
Tachada de la relación. Hablar de sus celos, de esos
tiempos enloquecedores como ella los situara, fue
to. Ed Paidós
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un gran esfuerzo en el análisis. Después de la tor-
menta siguió una engañosa calma. Engañosa por-
D. Paola, Erotomanía, paranoia y celos. Ed
Homo Sapiens
•
que, lo que hasta ahí había aparecido en esa trama
tormentosa y tortuosa de buscar, y buscar, en mai-
J. Lacan, Seminario Las relaciones de obje-
A. Dufourmantelle, En caso de amor (tra-
ducción en curso)
•
San Agustín, Confesiones. Ed Losada
ls, bolsillos, o incluso en el agotamiento de que le
contara con minuciosidad escena tras escena hasta
encontrar algo que evidenciara lo que escondía, re-
torna de manera alucinatoria: Un olor acechante
continuo que la mantiene alerta.
Un olor a celo: olorpicante.
Cuando la pulsión no es límite entre lo psíquico y
lo somático, cuando no se contó con la voz media,
que una voz medie, retorna de lo real como órga-
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no, puro olfato: olor. Curiosamente o no tanto, el
olor/dolor no dejaba de hacer escuchar su apellido.
Cuando no medió el sentido, el dolor, no hubo la
traición que la terceridad introduce, ese daño que
habilita a desear. Recurrir al patronímico Douler,
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