Moebiana 61 - Escuela Freud-Lacan de La Plata MOEBIANA 61 | Page 26
Literarias
La Hospitalidad 1
Jacques Derrida- Anne Dufourmantelle
(fragmento)
Las “personas desplazadas”; los exiliados, de una irreductible exapropiación. La lengua
los deportados, los expulsados, los desarraiga- llamada “materna” es ya “lengua del otro”. Si
dos, los nómades tienen en común dos suspi- decimos aquí que la lengua es la patria, a sa-
ros, dos nostalgias: sus muertos y su lengua. ber, lo que los exiliados, los extranjeros, todos
Por una parte, quisieran volver, al menos en los judíos errantes del mundo llevan en la sue-
peregrinaje, a los lugares donde sus muertos la de sus zapatos, no es para evocar un cuerpo
enterrados tienen su última morada (la últi- monstruoso, un cuerpo imposible, un cuerpo
ma morada de los suyos sitúa aquí el ethos, la cuya boca y lengua arrastrarían los pies, in-
habitación de referencia para definir el propio cluso bajo los pies. Ahí nuevamente está en
hogar, la ciudad o el país donde los padres, el juego el paso, de progresión, de agresión, de
padre, la madre, los abuelos reposan con un transgresión, de digresión. ¿Qué nombra en
reposo que es el lugar de inmovilidad desde el efecto la lengua, la lengua llamada materna, la
cual calibrar todos los viajes y todos los ale- que se lleva consigo, la que nos lleva también
jamientos). Por otra parte, los exiliados, los del nacimiento a la muerte?¿No representa el
deportados, los expulsados, los desarraigados, propio-hogar que jamás nos abandona?¿Lo
los apátridas, los nómades anémicos, los ex- propio o la propiedad, la fantasía al menos de
tranjeros absolutos, siguen a menudo recono- propiedad que, lo más cerca posible de nues-
ciendo la lengua, la lengua llamada materna, tro cuerpo, y ahí volvemos siempre, daría lu-
como su última patria, incluso su última mo- gar al lugar más inalienable, a una especie de
rada. Esa fue una vez la respuesta de Hannah hábitat móvil, una vestimenta o una carpa? La
Arendt: ya no se sentía alemana salvo por la llamada lengua materna, ¿no sería una espe-
lengua, como si la lengua fuera un resto de cie de segunda piel que se lleva sobre uno, un
pertenencia mientras que, volveremos sobre propio-hogar móvil? ¿Pero también un pro-
esto, las cosas son más tortuosas. Si esta pa- pio-hogar inamovible puesto que se desplaza
rece ser, además, y por eso mismo, la primera con nosotros?
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y última condición de la pertenencia, la lengua
es también la experiencia de la expropiación,
1. Fragmento del libro La Hospitalidad, (pág 91-93)
Ediciones de la Flor
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