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TOMA DE DECISIONES
La selección de una determinada opción terapéutica según su eficiencia; considerando simultáneamente sus costos y beneficios, y su comparación con otras opciones del tratamiento, supone un avance considerable respecto a otro tipo de criterios parciales. El criterio de eficiencia es aplicable por diferentes agentes en distintos ámbitos del sector sanitario. Collazo( 2011).
Desde una perspectiva clínica, la utilización de un medicamento se justifica si su efectividad( la consecución de un objetivo en condiciones reales) o, por lo menos, su eficacia( la consecución de un objetivo en condiciones ideales) sean positivas; sin embargo, desde la perspectiva económica, el acento se pone en la eficiencia. Collazo( 2011).
La eficiencia es el grado en el que una intervención produce un resultado beneficioso en relación con el esfuerzo empleado de recursos humanos, materiales y financieros, al comparar diferentes opciones para obtener un determinado producto o resultado, que se produce al menor costo posible, o también cuando se maximiza el producto para un determinado volumen de costo. Collazo( 2011).
El criterio de eficiencia implica considerar la efectividad de un proceso con relación a los recursos que requiere en comparación con otras opciones( que pueden ser reales o hipotéticas), dado que éstos son limitados respecto a sus posibles aplicaciones, y cuanto menos medios materiales sean necesarios para conseguir un determinado objetivo, tanto mejor; ya que así quedarán más recursos disponibles para lograr otros propósitos en materia de salud en la población. Collazo( 2011).
Las evaluaciones económicas de medicamentos es importante en la toma de decisiones sanitarias, de modo que proporcionan una inestimable ayuda para lograr que éstas estén basadas en criterios más racionales, objetivos y transparentes. Collazo( 2011).
Se distinguen dos tipos de distintos problemas de decisión susceptibles de evaluación económica, que se pueden denominar, respectivamente, problemas corrientes y problemas singulares. Collazo( 2011).
Los problemas corrientes se refieren a decisiones que se plantean repetidamente en situaciones similares, como las prescripciones de tratamientos para un paciente con una determinada condición. Collazo( 2011).
Los problemas singulares corresponden a decisiones que se plantean una sola vez en una situación específica, como el establecimiento de un programa de prevención. Collazo( 2011).
En el caso de problemas corrientes, es posible disponer, en principio, de información empírica sobre los efectos de la opción, que puede ser utilizada para evaluarla y guiar decisiones posteriores, aunque hay que suponer que los efectos observados en el pasado se producirán también en situaciones futuras. Collazo( 2011).