El objetivo es tomar decisiones sobre la asignación de recursos, el resultado final
de un modelo a menudo es la estimación del costo por año de vida ajustado por
calidad (AVAC) ganado u otra medida de rentabilidad.
Si bien la evidencia proveniente de ensayos clínicos aleatorizados sigue siendo
fundamental para evaluar de eficacia, cuando estos resultados se analizan de forma
aislada pueden resultar engañosos si no se traducen en medidas que puedan ser
valoradas por los pacientes, los proveedores, las aseguradoras y el público en
general. Por ejemplo, supongamos que un ensayo clínico aleatorio demuestra que
un tratamiento reduce el riesgo de que aparezca una rara secuela de una
enfermedad crónica en un 50%, por otro lado, supongamos que otro ensayo clínico
muestra que un tratamiento diferente reduce el riesgo en un 10% de una secuela
distinta, pero más común esta última intervención tal vez sea más eficaz y costo-
efectiva que la primera, pero una comparación simple de los resultados de los
ensayos no es suficiente. No obstante, un modelo podría ser útil para revelar este
hecho a los tomadores de decisiones. La comparación entre ambas intervenciones
dependería de una síntesis de la evidencia sobre la incidencia de las secuelas en la
población objetivo, la reducción del riesgo relativo que ofrece el tratamiento, la
supervivencia y la calidad de vida con y sin secuelas, y los costos de las
intervenciones y la atención médica necesaria para diagnosticar y tratar las secuelas
Finalmente debe quedar claro que ningún modelo es una representación perfecta
de la realidad, su validez depende de la razonabilidad y realidad de las suposiciones
o estimaciones tomadas pero no obstante serán tenidos en cuenta cada vez más
en los procesos de toma de decisiones que comprometan recursos sanitarios.