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que se ahogaran y murieran. Los sirvientes del rey obedecieron, pero el río bajaba crecido y depositó la cesta a mucha distancia de los territorios de Alba Loga, a los pies del monte Palatino, entre las raíces de una higuera. La suerte o el destino marcaron así el lugar en el que sería fundada Roma. Rómulo y Remo, hambrientos, comenzaron a llorar, atrayendo la atención de una loba que acababa de tener una cama de lobeznos. El animal se apiadó de la suerte de las criaturas y les alimentó con su leche. Una parte de la tradición afirma que un pájaro carpintero, animal consagrado al dios Marte, contribuyó a llevar alimentos a los pequeños. De este modo, Rómulo y Remo consiguieron burlar a la muerte segura a la que Amulio les había condenado. Poco tiempo después, un pastor llamado Faustulo, que apacentaba sus rebaños en la región, escuchó el llanto de los niños, los recogió y se los entregó a su esposa para que los criara. Los gemelos crecieron entonces como hijos de este matrimonio de pastores, en un entorno agreste y salvaje, entablando relación con los jóvenes de los alrededores. Al llegar a la mayoría de edad, Faustulo, que sospechaba que los muchachos eran de linaje regio, les confesó a éstos su verdadero origen. Rómulo y Remo, deseosos de vengar a su abuelo, parten Alba Longa con un nutrido grupo de pastores, y tras infiltrarse en la ciudad, atacan el palacio del rey y consiguen darle muerte. Númitor, ya anciano, reconoció a sus dos nietos, y fue repuesto por ellos en el trono de Alba Longa. Rómulo y Remo sintieron entonces deseos de fundar su propia ciudad en el lugar donde la loba les había encontrado de niños. Se presentó, sin embargo, un problema. ¿ Quién de los dos debía convertirse en el nuevo rey y figurar como el fundador de la nueva ciudad? Los dos gemelos estuvieron de acuerdo en dejar la decisión en manos de los dioses. Cada uno de ellos eligió un lugar desde el que observar los cielos para que Júpiter les enviara una señal. Rómulo tomó como sede el monte Palatino; Remo, a su vez, se instaló en el Aventino. Aunque Remo fue el primero en ver un augurio, seis buitres volando por el cielo, Rómulo vio el doble de aves poco después. Sin que la disputa se resolviera, Rómulo se dispuso a trazar el pomerium de la nueva ciudad. El ritual de fundación consistía en que un arado tirado por bueyes recorría el trazado de la futura muralla, levantándose la reja sólo en aquellos lugares en los que se levantarán las puertas. De esta manera simbólica se creaba un montón de tierra, que representaba la futura muralla, y un pequeño surco, que representaba el futuro foso. Al tiempo que se realizaba este ritual, se pronunciaban hechizos y se hacían sacrificios para que los dioses protegieran los límites de la nueva ciudad. Desde el momento en el que se concluía el ritual, se consideraba un sacrilegio cruzar el pomerium excepto por los lugares marcados para las puertas, pues sólo un enemigo de la ciudad haría tal cosa. Remo, para burlarse de Rómulo y de sus solemnes rituales, decidió saltar el pomerium, cometiendo un sacrilegio. Rómulo actuó en consecuencia y ejecutó a su propio hermano para expiar el sacrilegio. De este modo, Rómulo se quedó como único rey de la nueva ciudad, a la que en su honor puso el nombre de Roma. Muchos años después, cuando Roma ya había crecido y se había convertido en una ciudad poderosa en la región, Rómulo falleció sin dejar descendencia. Los
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