Fundación de Itálica
Itálica, en la actual Santiponce, provincia de Sevilla, fue una de las principales
ciudades del sur de la Península Ibérica durante los últimos años de la República
romana y el Imperio. Tal fue la prosperidad alcanzada por este núcleo urbano que
de sus élites municipales salieron dos de los mejores emperadores que Roma tuvo
jamás: Marco Ulpio Trajano y Publio Elio Adriano. Todavía hoy, Itálica es una
muestra del esplendor de la cultura romana en Hispania, un yacimiento visitado por
miles de personas cada año que acuden a él atraídas por la belleza de sus domi y
de su magníficamente conservado anfiteatro.
La fundación de Itálica está ligada a la figura del general Publio Cornelio Escipión el
africano, el vencedor de Aníbal en la Segunda Guerra Púnica. Tras los duros
combates que Escipión había mantenido contra las tropas de los cartagineses en la
Península Ibérica, que se habían salado con la salida de Aníbal hacia los Pirineos,
muchos de sus soldados habían recibido heridas o habían quedado mutilados, por
lo que el general ya no podía hacer uso de ellos en sus futuras campañas. Estos
soldados eran en su mayoría originarios de diversos puntos de Italia, pero no
sentían ningún deseo de regresar a una tierra que estaba a punto de verse asolada
por la guerra. Por este motivo, suplicaron al general que les permitiera permanecer
en Hispania después de que se les hubieran repartido tierras para su cultivo. Es
muy probable que algunos de estos soldados, tras varios años de campaña en esta
zona, hubieran tomado como esposas a mujeres indígenas, motivo por el cual
preferían permanecer con sus nuevas familias antes de regresar a Italia. Escipión
escuchó su petición y decidió concederles las tierras que demandaban en la fértil
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