Mis trabajos de maquetación | Page 4

Estos son los Dolatos, relatos escritos por mí e ilustrados por Álvaro Vargas. Maquetados por mí. Dolato Revista de relatos los domingos. 19 Enero 2013 Cuando éramos pequeños éramos muy crueles, tanto que a veces pienso que qué viene antes, si la maldad o el nacimiento. Hay historias de muchos tipos, y sin embargo, todos tenemos un trauma infantil. Algo así como una bomba de relojería que aparece cuando, de repente, vamos a la tienda de relojes a adquirir nuestra primera joya. Y no sabemos por qué nos ponemos tan nerviosos en ese lugar infernal, en ese paraíso donde fuera luce el sol, y nos ponemos tensos porque nuestro fondo Esa niña me miraba mal a mí, y sin embargo, yo no hacía nada, yo me sentía bien; me querían todos los de mi familia; mi tía María me daba tanto amor y ahí éramos nosotras; y sin embargo, esa niña me miraba mal; y realmente yo no sabía muy bien a quién miraba... Jugábamos de pie a saltar a la comba y a correr y a chillar. Casi todo lo hacíamos de pie en el patio. Sentarnos no era importante. Charlar no formaba parte de nuestras intenciones al salir a la vida. Charlábamos de otra forma, supongo: jugábamos. ¿Es acaso necesario explicar lo que está recordando que entre relojes nos dieron nuestra primera paliza: ese tipo alto nos cogió manía, esa niña nos hacía la vida imposible, quizás porque yo llevaba trenzas y era rubia; quizás porque solo necesitaba amar y me amaba a mí. significa poder jugar? No todo el mundo puede jugar. Hay gente demasiado triste para poder hacerlo y es una pena. Hay gente demasiado mayor para poder hacerlo. Jugábamos y sonó la trompeta para meternos en el aula y tras esto todas abrieron las mochilas porque la profesora se lo pidió con toda educación. Nos sentamos a empezar la clase y una de las niñas dijo que le faltaba el estuche... Efectivamente al pedirnos la profesora que abriéra- mos todas las mochilas, lo tenía yo. ¿Hasta dónde llegaba la maldad? ¿Por qué yo? Efectivamente era por mis trenzas. Efectivamente era porque ella era mala. Y entonces me daba cuenta de que me sentiría bien eternamente sola y nadie podía verme en ese bienestar con esa belleza. Cuando somos niños nos hacemos La niña metió el estuche de la otra niña en mi mochila. Y todo porque daño. Y después el daño se anida. la niña (mala) era la líder, la manda más, la que decidía hasta dónde Y cuando la niña me dijo que me llegaba la crueldad. Yo dejé los estudios a los dieciséis años y no pude perdonaba por haberle quitado el más que encerrarme en una habitación lejana a escuchar a los pájaros estuche, yo no pude evitar llorar. al amanecer. Entre mis cortinas me sentía bien por estar sola, en ese momento. Escrito por Vera Alfaro. Ilustraciones de Calamar Cuchara.