do auténticamente evolucionado si al mismo tiempo es profunda-
mente moral. Por eso, el mundo del futuro ya no necesitará de las
cúpulas religiosas que se han convertido en la sede del mal, pues
la religión no es más que una forma de pensamiento y el fin de las
cúpulas religiosas es manipular a los hombres interponiéndose en-
tre ellos y Dios. Porque no existen hombres divinos solo ideas di-
vinas, pues divino es todo aquello que es correcto y en consonan-
cia con las verdades universales. Un hombre puede estar inspirado
en su búsqueda de la verdad, pero eso no significa que no pueda
cometer errores. Crear organizaciones religiosas con el fin de
disputar el poder a los gobiernos o utilizar el recurso a la fe, las
vírgenes o los santos para negar la libertad de crítica y pensamien-
to a los ciudadanos es un atentado contra la libertad, por ello el
hombre del futuro ya no necesitará de tales intermediarios y ense-
ñara la religión a través de los libros o en las escuelas, pero será
una religión basada en la razón y la ciencia y no en el dogma o la
superstición, porque comprenderá que solo se puede alcanzar la
verdad si la busca por sí mismo a través de su libertad de pensa-
miento, porque la única forma de que las religiones puedan pro-
gresar es aceptando que sus fundadores son hombres y como tales
también se pueden equivocar. Una religión es en realidad una
forma de filosofía y una ciencia, y si se estudia sin obsesiones ni
ideas inamovibles se comprende que como el resto de las ciencias,
participando en ella y aportando lo que sea posible para mejorarla
toda la humanidad saldrá ganando. Esto no significa que no pue-
dan existir las verdades absolutas, lo que significa es que es nece-
sario reconocer que toda persona puede equivocarse por impor-
tante que se la considere. Se puede tener fe en algo, pero eso no
implica que por ello se deba perder la capacidad para dudar de
ello y en consecuencia mejorarlo.
EL LIDERAZGO UNIVERSAL
Resultan patéticos desde mi punto de vista aquellos que imaginan
un Dios o Cristo como supremos dictadores o monarcas del uni-
verso. En primer lugar porque equiparan a Jesús con Dios cuando
son dos realidades totalmente distintas. No existe ninguna razón
para pensar así, porque Jesús únicamente fue un profeta o un filó-
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