tener un cuerpo mortal que le permite descubrir de nuevo el mun-
do en cada nueva reencarnación y volver a vivir de nuevo la emo-
ción de la novedad, porque una de las claves de la felicidad con-
siste en saber mantener el equilibrio entre recordar lo útil pero ol-
vidar lo que ya no es necesario. El medio material es menos intui-
tivo que el espiritual, pero proporciona en cambio gran cantidad
de emociones y cosas nuevas que hacen que la vida del espíritu
encarnado sea más feliz y más intensa que si solo existiera como
espíritu. De este modo el espíritu primero comienza en la forma
material encarnándose en formas animales, hasta terminar llegan-
do a la forma humana, no siendo posible el retorno hacia atrás,
excepto cuando se inicie un nuevo universo en el que todo volverá
a empezar.
Otra característica de la forma humana es su división entre sexos,
esta división tiene como finalidad crear una especialización en el
ser humano con el fin de aumentar su eficacia, esto no significa
que un sexo quede en una situación de desventaja con respecto al
otro, pues en principio la especialización tiene como única misión
que cada sexo se dedique a una función diferente pero igual de
necesaria para alcanzar la mejor calidad de vida posible. Es cierto
que la especialización puede implicar la necesidad de realizar ta-
reas distintas durante la vida del hombre y la mujer, pero eso no
significa que por ello tenga que ser uno más feliz que el otro, pues
en un mundo desarrollado la especialización en el trabajo es una
práctica extendida y necesaria y nadie se plantea que ello dé lugar
a que una especialidad tenga que ser peor que otra necesariamen-
te, porque aunque sea de forma diferente el hombre y la mujer
tienen el derecho a ser igual de felices.
Por lo tanto la reencarnación del espíritu en la materia no es una
situación transitoria sino un fin en sí mismo, necesario para que el
espíritu alcance su mayor nivel de felicidad al interaccionar con la
materia y verse sorprendido por la continua novedad que esta
proporciona y la gran intensidad de las emociones que se adquie-
ren en ese medio. El verdadero reto del progreso consiste en bene-
ficiarse de todas las cosas que proporciona la forma humana pero
sin que ello impida vivir una vida profundamente moral y en con-
sonancia con los valores del espíritu.
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