de que sea divino o necesario un gobierno, no significa que no
deba de ser al mismo tiempo justo y democrático con todos sus
ciudadanos, tanto si se trata del gobierno de una ciudad como si
se trata del gobierno universal.
También es un grave error confundir la justicia divina con la jus-
ticia humana, porque a este mundo aún le queda mucho camino
por recorrer para que pueda considerarse perfecto. Por ello se
puede considerar divino todo aquello que está bien hecho y por lo
tanto esas cualidades divinas se pueden encontrar en cualquier in-
dividuo por igual, en la medida en la que actúe según la justicia la
verdad o la lógica.
UN MUNDO PERFECTO
Hoy en día resulta difícil imaginar los que sería un mundo perfec-
to sin desigualdades sociales en el que todos los ciudadanos tuvie-
ran sus necesidades básicas satisfechas, pero este mundo es posi-
ble, no es una utopía inviable, pero para ello es necesario que los
ciudadanos tengan la voluntad y la imaginación suficiente para
impulsar el cambio hacia una sociedad a la que se pueda conside-
rar verdaderamente evolucionada. Para que este objetivo fuera po-
sible en primer lugar sería necesario implantar un estricto control
de natalidad por el que todas las parejas tuvieran únicamente dos
hijos excepto el caso en el que se les diera permiso a tener tres,
con esto se garantizaría un número fijo de habitantes lo que per-
mitiría que los medios productivos les pudieran mantener con una
calidad de vida suficiente. Una vez conseguido esto se podría pa-
sar a la siguiente fase consistente en garantizar el empleo a todos
los ciudadanos, es decir que toda persona desde el momento de su
nacimiento tendría asegurado su puesto de trabajo como si fuera
parte imprescindible de la compleja máquina que es una ciudad,
de este modo sería posible tener una vida mejor y emanciparse
antes. También sería posible garantizar un subsidio de desempleo
para resolver eventuales situaciones de pérdida momentánea del
trabajo, este subsidio en ningún caso podría ser como un sueldo,
pues únicamente debe aportar lo necesario para los gastos básicos
de subsistencia, pues un subsidio alto no es un buen aliciente para
trabajar, no obstante en una sociedad en la que existiera un efecti-
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