LA MISERIA DEL NACIONALISMO
Hoy en día son cada vez más comunes los partidos políticos na-
cionalistas, esos partidos basan sus argumentos en fomentar el
odio contra los estados como forma de conseguir seguidores. En
realidad utilizan la misma técnica que las sectas destructivas, ha-
lagan a sus seguidores haciéndoles creer que todos los males pro-
ceden de los demás y que todas las virtudes las tienen ellos, acu-
san al gobierno de todo incluso de sus problemas personales por-
que no quieren reconocer que el mal está dentro de su propia casa.
Pero este es un juego peligroso, porque el nacionalismo fomenta
la secesión de los territorios para formar países más pequeños con
el consiguiente aumento de su precariedad a la hora de defender
sus asuntos en el ámbito internacional, una prueba es la historia
de la antigua Grecia, no consiguió constituirse en estado y esto la
dejó vulnerable a las posteriores invasiones de macedonios y ro-
manos siglos después de su época de esplendor. En la actualidad,
algunos partidos nacionalistas europeos afirman que la secesión
de sus estados se puede compensar con su unión a la comunidad
europea, pero no hay que olvidar que esta comunidad no es una
nación, sino una mera asociación de naciones con poca cohesión
entre si y en cualquier caso esta adhesión no es un motivo para
romper los lazos con sus propios estados. Lo que la gente no
comprende es que muchos de quienes se unen a estos partidos ra-
dicales en realidad no lo hacen para defender al pueblo, las tradi-
ciones o los derechos humanos sino porque les ofrecen la posibi-
lidad de dar rienda suelta a su agresividad que es lo que verdade-
ramente buscan, pues se trata en muchos casos de personas frus-
tradas por problemas personales e inadaptadas socialmente y que
si no hubieran encontrado estos grupos nacionalistas radicales se
hubieran adherido a otros grupos extremistas aunque fueran de
ideología contraria, porque su verdadero objetivo y lo que les
atrae es la violencia y no las causas sociales.
La verdad es que muchos de quienes se adhieren a estos grupos
extremistas o terroristas no son diferentes de los asesinos en serie,
la única diferencia es que en este caso se sirven de estos partidos
políticos como tapadera para encubrir su deseo de violencia, por-
que estos partidos les ofrecen la coartada que necesitan para disi-
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