Mis ideas filosoficas 3 | Page 66

da orgánica hay que entenderla simplemente como una forma más compleja de organización de la vida, pero sin negar que esa vida está derivada de otra ya existente, que es la vida en el plano ató- mico o mineral. Porque la vida igual que la materia no se crea ni se destruye solo se transforma. Todo aquello que tiene vida es eterno, lo único que cambia es la forma de manifestarse. La mate- ria es vida, lo que comúnmente se define como muerte es sim- plemente el cambio de la forma en que se muestra esa materia. Con la muerte no desaparece la vida presente en esa materia, sino solo la forma en la que se presenta. Por ello, cuando una forma de vida orgánica muere, lo que se produce es la separación entre el espíritu y el cuerpo, porque la vida es eterna y la muerte tan solo es el cambio de forma en la que se muestra la vida. Por lo tanto, lo que muere es la forma expresada en la materia, pero no la vida presente en ella. Podría decirse entonces que un ser humano es la suma de dos vidas diferenciadas, una es la vida que representa la materia de su cuerpo y otra es la vida presente en el espíritu que da sentido a su forma humana, por ello, cuando un ser humano muere, su espíritu se separa del cuerpo y se prepara para una nue- va reencarnación. De este modo el cuerpo humano sirve de ins- trumento para la manifestación del espíritu en la materia, y así poder alcanzar su máxima realización. La reencarnación de los espíritus en la forma humana no es un proceso transitorio o tem- poral, sino que es un fin en sí mismo, porque es mediante la reen- carnación como se alcanza la máxima felicidad. Por ello los espí- ritus se reencarnarán y expresaran a través de la forma humana hasta que termine el actual ciclo cósmico y el universo vuelva a comenzar. Hay quienes no creen que el proceso de reencarnación deba ser indefinido pero, qué sentido tendría que la naturaleza haya tarda- do cuatro mil millones de años en crear la forma humana, si no fuera para que los espíritus se reencarnasen en ella hasta el final del ciclo cósmico, sería un trabajo desperdiciado. Es un error creer que los males del mundo vayan a durar siempre o que la fe- licidad solo se pueda conseguir en otro. Por ello debemos trabajar para que ese mundo perfecto sea una realidad. Porque el destino de todos los mundos es evolucionar hasta llegar a ser perfectos, 66