les preocupa la democracia ni los ciudadanos, pues no hacen otra
cosa que mentir con el único propósito de enriquecerse.
Es necesario que la sociedad comprenda que la moral es necesaria
para crear una sociedad digna, y que no puede haber progreso en
el desorden que causa el mestizaje, ni puede surgir una sociedad
modélica de una economía basada solo en la mera producción
comercial y el esclavismo de la clase trabajadora.
Llamáis prejuicios a cosas que no lo son, solo porque sois incapa-
ces de dedicar un mínimo tiempo de vuestras vidas a reflexionar
sobre el mundo que os rodea. ¿Es que no comprendéis que el co-
nocimiento de la verdad no puede depender exclusivamente de los
medios de comunicación, el gobierno o los colegios? Ellos tienen
sus propios intereses que no tienen por qué coincidir con los vues-
tros. Es necesario exigir y valorar el tiempo libre como un medio
eficaz para analizar las cosas que nos rodean con objetividad, sin
conformarnos con la versión de la realidad que otros nos quieren
proponer. La cultura no consiste solo en memorizar, sino también
en razonar. Si no le damos a los niños el tiempo libre necesario
para desarrollar su propia personalidad y descubrir las mentiras
que les enseñan, ¿cómo lo podrán descubrir?
Calmáis vuestra conciencia donando dinero a las (ONG) sin daros
cuenta de que a muchas de estas organizaciones no les interesa
erradicar la pobreza, pues esencialmente son empresas para las
cuales los pobres son solo un medio de enriquecimiento. ¿Decís
ayudar a los pobres, pero alguna vez os habéis preocupado de
exigir a los directivos de estas empresas que os digan cuánto dine-
ro destinan a sus propios sueldos? Eso no es humanidad es hipo-
cresía.
Llamáis democracia a un sistema social en el que solo los pobres
pagan impuestos, pues los ricos y los políticos se sirven de las
amnistías fiscales y otros métodos para no pagar lo que les co-
rresponde. Los políticos se niegan a actuar contra las empresas
que defraudan por los muchos vínculos que tienen con ellas, sería
como multarse a sí mismos.
Os dejáis llevar por sus llamamientos a la ira contra los partidos
contrarios sin daros cuenta de que solo es un método para engaña-
ros, pues ninguno de ellos defiende la creación de una auténtica
democracia en la que se puedan votar leyes y no solo partidos. Os
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