Mis ideas filosoficas 3 | Page 34

sin que existan normas comunes en aquellos casos en los que las circunstancias afecten a toda la población. Por ello, la clave para que no exista contradicción entre la existencia de leyes de obliga- do cumplimiento y el derecho de libre albedrío, sería el desarrollo de un sistema de votación constante y que permita a cada ciuda- dano proponer cualquier cambio que considere necesario realizar. Este sistema de votación no solo serviría para elegir líderes políti- cos, sino que sobre todo serviría para que cada ciudadano pudiera hacer las propuestas que considerase oportuno o para cambiar las leyes vigentes. Este sistema además se podría hacer mediante el uso de internet de forma que la interacción entre el sistema políti- co y los ciudadanos fuera constante y verdaderamente democráti- co. Con este sistema de votación, los políticos podrían tener la iniciativa a la hora de proponer las acciones a realizar, ya que ese es su trabajo, aquellos ciudadanos que estuvieran conforme no tendrían que hacer nada, pues su abstención se contaría como apoyo a la propuesta del estado, pero de estar en contra, la pro- puesta sería rechazada si el número de votos en contra superase la mitad del censo existente. De esta manera la libertad de elección ciudadana tendría su máxima expresión en este sistema de vota- ción constante. Las leyes emanadas de este sistema de voto serían de obligado cumplimiento para todos, pero también todos podrían participar en los cambios que fuera oportuno realizar. Una vez este sistema estuviera implantado, se terminarían las ma- nipulaciones y las intrigas políticas, puesto que el poder ya no pertenecería a los políticos como ocurre ahora. Una vez los ciuda- danos tuvieran la última palabra a la hora de decidir una ley ya no habría razón para las campañas electorales llenas de promesas y mentiras, porque las cosas no se decidirían en un solo voto cada varios años, sino que todas y cada una de las leyes dependerían de la decisión directa de todos los ciudadanos. Además, en este sis- tema ideal, la profesión de político tampoco estaría supeditada al oportunismo o la adhesión a los partidos, sino que sería una carre- ra universitaria como cualquier otra. 34