Atenas representaba la democracia, pero una democracia hipócri-
ta, pues era solo para unos pocos, mientras que existía una inmen-
sa cantidad de esclavos y personas sin derechos políticos. En la
actualidad se considera a Esparta como su rival ideológico, pero
en realidad no tenía grandes diferencias con Atenas, pues aunque
era en muchos aspectos semejante a una dictadura militar, sin em-
bargo tampoco era una monarquía absolutista, pues tenía el poder
repartido entre el rey y los éforos, pero igual que Atenas era un
estado altamente esclavista, por eso definir a unos como demócra-
tas y a los otros no, es realmente simplista. Atenas defendía la li-
bertad de opinión y una democracia para unos pocos, pero en el
ámbito social y económico era un modelo esclavista sin trabas,
que solo tenía en cuenta el mercado y el interés egoísta, pero con
poco valor de lo moral. Esparta tenía menos libertad ideológica,
pero fomentaba la igualdad entre los ciudadanos con derechos ci-
viles y tenía un gran concepto de raza, ética y moral, a diferencia
de Atenas. El estado griego ideal, hubiera sido aquel que tuviera
el aprecio por la democracia y la libertad de mercado de Atenas,
pero que se plantease la riqueza como medio para alcanzar una
causa más elevada, como representaba Esparta. Cuando terminó
la segunda guerra mundial, el modelo social que se impuso en oc-
cidente fue el de estilo ateniense, caracterizado en el aspecto polí-
tico por una democracia aparente, libertina que no libertaria, en el
que el lema es dejar hacer, mientras los políticos se enriquecen
con el dinero público, un modelo en el que los ciudadanos son uti-
lizados como marionetas, pues solo se les permite una participa-
ción política simbólica, que consiste únicamente en elegir a sus
líderes, pero sin ninguna influencia directa sobre las leyes, pues el
verdadero poder lo tienen una minoría de políticos y empresarios.
En el aspecto económico se caracteriza por un enfoque materialis-
ta, en el que lo único importante es el mercado, sin ninguna o po-
ca consideración por la ética o la moral. En la actualidad, los gru-
pos políticos de izquierdas, son esencialmente ideólogos, es decir
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