Mis ideas filosoficas 2 | Page 69

Sin embargo la gente se siente insatisfecha y no comprende por- que se respira una atmósfera viciada en la que todos están enfren- tados con todos, esto ocurre porque más que faltar Dios lo que hay es un falso Dios, es decir que la sociedad ha pasado a adorar a ese falso Dios llamado materialismo occidental, que proclama su defensa de la democracia pero solo de forma aparente como me- dio para explotar al ser humano, un falso Dios que considera la producción mercantilista como su único objetivo, un falso Dios que no duda en sacrificar la raza, el orden social o el clima con tal de conseguir tal propósito. Este falso Dios propone a los ciudada- nos que acepten el mestizaje como bien cuando su único efecto es convertir en esclava a la clase trabajadora, al provocar la bajada de los salarios y deteriorar la convivencia ciudadana. Pero lo más sorprendente es que los partidos de izquierdas lo apoyen, apartán- dose de su deber de procurar el bien para quienes representan, del mismo modo que ocurrió cuando esos mismos partidos de iz- quierdas se opusieron a la abolición de la esclavitud en los Esta- dos Unidos, así quienes dicen preocuparse por los trabajadores son al mismo tiempo sus verdugos. No pretendo hacer aquí una alabanza del comunismo, pues este sistema es tan equivocado como el anterior, al dificultar el progreso y la actividad libre de las empresas. Los seguidores del comunismo también cometen el error de culpar a la religión de los crímenes cometidos por las or- ganizaciones religiosas, cuando son dos cosas muy distintas. Además los comunistas en su suprema arrogancia pretenden pro- poner su ideología como una religión alternativa, lo cual resulta sorprendente tratándose de algo que destruye todo lo que toca. Pe- ro el materialismo occidental tampoco es una solución al primar la producción mercantil sobre el reparto de los bienes, o la calidad de vida, crea una sociedad de trincheras dentro de las ciudades al no intentar acabar con la precariedad social, una sociedad en gue- rra permanente entre los propios ciudadanos, una sociedad sucia y desunida en un caos social, racial y cultural. Esos partidos de iz- quierdas dicen preocuparse de los trabajadores pero tan solo pre- tenden crear una sociedad de esclavos como en su día hizo la amarillista Atenas que hacía propaganda de la democracia al mismo tiempo que esclavizaba pueblos enteros, intentan hacer comulgar a los ciudadanos con un modelo social basado en el 69