MIS HISTORIAS MARRUECAS LIBRO de HISTORIAS MARRUECAS | Page 89
terrenos, puesto que habían llegado ya los “jefazos” y
empezaban las maniobras en firme. Este aviso nos puso muy
nerviosos y comenzamos a correr de nuevo para regresar.
Pero ocurrió algo que no esperábamos, un compañero se le
aflojó el vientre y no tuvo más remedio que hacer sus…”
necesidades”. Se llamaba Pedro Serra Ortega, era catalán.
Nosotros le apurábamos para que terminara cuanto antes, él
hacía lo que podía, pero…el tiempo pasaba y nosotros
esperando… Para emprender las de “Villadiego”. El
ordenanza a caballo volvió hasta nosotros de nuevo para que
nos diéramos prisa… Por fín el compañero se repuso.
Seguimos corriendo como liebres, faltaban ya tan solo unos
200 o 300 metros...Aquello se convirtió en un infierno, se oían
pasar los proyectiles por lo alto de nuestras cabezas, parecía
que te iban a dejar sin pelos en la cabeza.¡¡¡Se lió la
“gorda”!!!.
Cuando llegamos estábamos derretidos de tanto correr,
cansados y sin aliento. Siguiendo las instrucciones de
nuestro cometido en Cartografía, teníamos que ir anotando
con los medios que teníamos, los proyectiles no
explosionados por una o por otra circunstancia, para que a
los días siguientes los compañeros de la Sección de
Destrucción, en compañía de algunos de nosotros, tratar de
localizar los obuses no explotados y destruirlos.
Al día siguiente sorteamos entre nosotros a los dos que
acompañarían a los de Destrucción y...¡ No me tocó a mí!. No
se me olvidará en mi vida este trance, pues la verdad es que
teníamos un verdadero “canguelo”, recordando lo ocurrido
en esas horas transcurridas en las maniobras en el “El Had
de la Gharbía”.
Pasaron una o dos semanas después de las maniobras, yo me
lo pasaba muy, bien, a pesar de la rutina de mi Cuartel,
89