MIS HISTORIAS MARRUECAS LIBRO de HISTORIAS MARRUECAS | Page 88

siguieron adelante, aunque hizo muy mal tiempo, lloviendo bastantes horas. Estábamos empapados, nos refugiábamos del agua en donde podíamos. Recuerdo que me pasó una anécdota creo es interesante que la cuente. Yo estaba asignado a la especialidad de Cartografía, dentro se encontraba la Sección de Destrucción. Debido al mal tiempo estas maniobras se retrasaron algunas horas, los mandos tardaban en llegar a la posición y he aquí…que unos “blancos” para los ejercicios del tiro, no los habían colocado. Entonces nuestros inmediatos superiores nos ordenaron a los cuatro soldados que estábamos en Cartografía, que fuéramos a colocarlos lo más rápidamente posible que pudiéramos en su lugar. Estos “blancos” eran unos cartelones cuadrados, de unos dos metros y medio, en cuadro, pintados de rojo… Eran cuatro o cinco de estos bastidores en total. Rápidamente los tres compañeros y yo salimos pitando con los “blancos” a cuestas hacia el lugar que los mandos nos habían indicado, distaban unos tres o cuatro kilómetros aproximadamente del lugar del emplazamiento de las piezas artilleras. Esta orden nos la dio reservadamente, el Capitán de nuestra Compañía, ya que se trataba de una “metedura de pata” de los responsables por este olvido. Salimos corriendo, como antes digo, “como alma que lleva el diablo”. Teníamos poco tiempo para colocarlos y regresar, para iniciar los ejercicios de fuego real. Por fin llegamos al lugar indicado y colocamos los “blancos” como pudimos, y volvimos de nuevo a correr y regresar...Corriendo más que antes, a toda la prisa que podíamos. En esos momentos llegó, un Ordenanza moro en un caballo, para advertirnos que saliéramos rápidamente de aquellos 88