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que como se sabe estaba casi unida a la Zona Española, solo
nos separaba una débil frontera a la altura del Zoco de
Arbaa.
Yo me encontraba, concretamente, en la ciudad
de Alcazarquivir. Allí trabajé como administrativo en un
negocio de hostelería, al amparo de mis familiares, que
llevaban ya establecidos en Marruecos desde principios del
siglo pasado.
Primeramente, asentados en la llamada Zona Internacional
de Tánger, allá por los años de 1916 a 1918. Posteriormente
en la citada ciudad de Alcazarquivir, antiguo Protectorado
Español de Marruecos.
Pues bien, volvamos a la historia... Estaba por esas fechas
trabajando para las Autoridades Militares Españolas en la
Intervención de ciudad de Alcazarquivir, como Escribiente
pero perteneciente al Cuerpo de Intervenciones Militares
o Mejaznía Armada, que también se llamaba así, como
personal militar pero en un trabajo de administración, ello
implicaba que no teníamos cuartel, ni tampoco uniforme,
aunque lo que sí teníamos era una bonita paga todos los
meses, y un jefe superior, que en mi caso era el Comandante
Interventor Comarcal.
Un buen día me asignaron un trabajo como ayudante de un
médico de la localidad, que no era militar, llamado doctor
Pachón; un señor de unos 50 a 60 años, bajito, regordete y
muy miope, a juzgar por las gafas de culo de vaso que
llevaba. Entonces teníamos por misión efectuar un censo de
musulmanes afectados por la terrible enfermedad del
tracoma, que como se sabe, sin atención médica, termina por
desembocar en una ceguera total. Una ceguera que afectaba
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