MIS HISTORIAS MARRUECAS LIBRO de HISTORIAS MARRUECAS | Page 77

cañones, 200 ametralladoras, 5.000 fusiles, millones de cartuchos, 16.000 proyectiles, 60.000 granadas y 35 morteros con 10.000 proyectiles. A partir de ahí, Francia fue a la guerra sin cuartel contra Abd el-Krim. Antes apenas había colaborado con España, pero luego se coaligó con ella y organizaron el desembarco de Alhucemas en el que España soportó el mayor peso. Primo de Rivera también rectificó su gravísimo error anterior cuando ordenó el repliegue español. Las tropas españolas fueron ganando terreno e infligiéndoles continuas derrotas a las rifeñas, hasta que Abd el-Krin se vio acorralado y perdido, y no le quedó más remedio que entregarse; pero lo hizo ante los franceses, porque había dado un trato tan cruel a los prisioneros españoles que tuvo pánico de que pudieran hacer con él lo mismo. Tras su entrega, finalizó la guerra en 1927, aunque algunas kabilas aisladas siguieron oponiendo resistencia hasta 1932. En aquella guerra del Rif murieron miles y miles de jóvenes soldados españoles del Reemplazo, y también lo más selecto de la oficialidad, flor y nata de nuestro Ejército profesional, los llamados oficiales “africanistas”, a los que su corazón se les quedó prendido en el Rif, prefiriendo la lucha permanente en campaña a la comodidad que tenían los “junteros” destinados en la Península que llevaban una vida sin riesgo alejada de los frentes de batalla. Uno de los primeros fue mi paisano el bravo Capitán José Ledo Rodríguez, de Mirandilla que estuvo más de doce años seguidos en campaña, jugándose a diario la vida, y en cuanto que en 1932 la guerra finalizó y los últimos combates cesaron, para él, la vida tranquila del cuartel dejó de tener aliciente y solicitó la excedencia voluntaria, yéndose a su pueblo a hacer obras de caridad, donde por eso era llamado el “padre de los pobres”. Antes, el 7-05-1927, había caído herido grave al mando de su Compañía de Regulares de 77