MIS HISTORIAS MARRUECAS LIBRO de HISTORIAS MARRUECAS | Page 55

domicilio hasta el centro de trabajo, a las cuatro de la tarde, bajo un sol de justicia y que marcaría unos 54 o 55 grados. Yo veía a los pocos viandantes que pasaban por mi lado, que llevaban las espaldas con cientos de moscas, que parecía una aureola, cuando se paraban, esos centenares de moscas “aterrizaban” de nuevo en sus espaldas empapadas de sudor. Los pobres animalitos parecía que buscaban en fresco. Me imagino que mi espalda era otro aeropuerto para esos pequeños insectos. Una aclaración sobre la primera historia. Los pajaritos que llevaba dentro del “tarbuch”, cuando llegué a mi entonces domicilio, en la Avda. de Sidi Bugaleb de Alcazarquivir, traté de salvar algunos, y, al meterle sus patitas en el agua, unos sobrevivieron pero otros pocos, ya estaban los pobres tiesos. 55