MIS HISTORIAS MARRUECAS LIBRO de HISTORIAS MARRUECAS | Page 54
sin sueldo. No como los profesionales de ahora. Tan solo nos
pagaban 0,50 ptas. diarias a los que permanecían en la
península y 1,00 ptas. a los que estábamos en África. A esto
le llamaban “sobras”. Viendo el panorama que me contaban
los amigos de cómo lo habían pasado en los Pirineos, yo me
dije… ¡Me voy a Marruecos como voluntario!. Quiero sol y
moscas, antes que lavarme por las mañanas rompiendo el
hielo de la palangana o del lavabo.
Pero vayamos a la cuestión de este relato: En dicho
documental se refería a unas temperaturas de 53 y 54 grados
al sol en California, y en Nevada, en sus desiertos americanos
como el Valle “De la Muerte”.
Pues bien, en los primeros días del mes de Junio del año 1952,
a la finalización de nuestro periodo de Instrucción, nos
dieron a los que ya no éramos reclutas sino soldados,
habíamos jurado bandera y teníamos familia en e
Protectorado, tres días de permiso, los del Grupo de
Regulares de Arcila núm. 6.
Tomando el tren en la estación del T, zenín de Sidi Yamani,
camino de Alcazarquivir a las tres o cuatro de la tarde, yo me
refugiaba del sol bajo unos árboles y observaba que caían
pajaritos como agua de lluvia los pobres animalitos estaban
con su piquito abierto y sus alas plegadas. Fui cogiéndolos y
los metía en mi “tarbuch”, (Gorro rojo de Regulares). Hasta
llenarlo. Mientras esperaba el tren llamado “Tánger-Fez”, de
una empresa Hispano-Francesa. Cuando llegué a mi casa iba
espantado del calor que pasé, con el gorro lleno de pajaritos,
me decían que el termómetro pasaba de los 52/53 grados.
Una parte de mi paso por Marruecos los pasé en el Grupo de
Regulares, pero otra parte la terminé en otro Cuerpo, el de
Intervenciones Militares, como Soldado-Escribiente,
destacado en Alcazarquivir. A este pueblo los moros le
llaman la “Ciudad de las Moscas”. Iba yo otro día de mi
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