COMUNICACIÓN DE GNOSIS UNIVERSAL!
MAYO, 2015
MARTINISMO, TEOSOFÍA Y TEÚRGIA
Por Serge Caillet
(Instituto Eleazar
para Francia)
1. El Martinismo es una teosofía. Esta
teosofía está bien diferenciada de
ciertos sistemas, tal como el que forjara
la Sra. Blavatsky, fundadora, en 1875,
de la Sociedad Teosófica, que no hay
que confundir con la Teosofía, y a la que
convendría reservar el término
"teosofismo".
2. La teosofía es el conocimiento de la
verdad, del camino y de la vida. Es todo
uno. La teosofía es el conocimiento, que
es la sabiduría de Dios. Y este
conocimiento es experimental.
El verdadero teósofo no rechaza
ninguna de las inspiraciones que Dios le
envía para desvelarle las maravillas de
sus obras y de su amor, a fin de que él
inspire éste amor a sus semejantes
3. El Martinista es un teósofo. Y lo que mediante su ejemplo y sus consejos. Yo
es un teósofo nos lo va a explicar un digo, al verdadero teósofo: todos los
autor anónimo:
que se ocupan sólo de la teosofía
especulativa, no son por ello teósofos,
"Se entiende por teósofo un amigo de pero pueden esperar llegar a serlo si
tienen un verdadero deseo, si persisten
Dios y de la sabiduría.
en la resolución que han tomado de
imitar las virtudes del Reparador, y
ponen en él toda su confianza. Un
verdadero teósofo es por lo tanto un
verdadero cristiano, así que se le puede
convencer por su doctrina que es la
misma. Esta doctrina está fundada
sobre las eternas relaciones que existen
entre Dios, el hombre y el Universo; y
estas bases se encuentran afirmadas
en los libros teogónicos de todos los
pueblos, y sobre todo por las Sagradas
Escrituras interpretadas siguiendo al
espíritu y no a la letra.
!
Los teósofos, fundamentados en sus
principios, no varían jamás, no discuten
nunca; ellos intentan convencer por el
razonamiento y por los hechos; si no
pueden llegar a esto, guardan el más
profundo silencio y lamentan los errores
que confunden al espíritu de sus
semejantes; ruegan a Dios que les
ilumine y les prepare para recibir la
verdad: pues la verdad conlleva por sí
misma su evidencia, sólo es necesario
que los espíritus estén preparados para
recibirla.
Así vemos cómo los teósofos no hacen
jamás sectarismo; no buscan nunca
hacer proselitismo, y no se conducen
nunca como sectarios; solamente se
expresan de forma abierta en sus
escritos, y cuando la ocasión se
presenta en la causa de la verdad. Y, en
efecto, ¿podemos llamar sectarios a los
sabios que, en todos los tiempos, tienen
probada la evidencia por sus discursos
y por sus acciones, las cuales admiran
verdadera-mente los amigos de Dios?
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