Mictlantecuhtli número cero RevistaAntropologica2 | Page 13

Una mirada hacia el pasado; memorial San Bruno Guadalupe Jiménez Conde Yolzith Itzel Villa Parra Karla Sofía Hernández de la Cruz Negar que tenemos un pasado es negar nuestra existencia, sin un antes nosotros no seríamos más que unos seres sin futuro, algo tan simple y sencillo, no está especie que ha formado imperios y gran- des ciudades y las tantas historias que hemos creado, si esto no es creíble solo basta con salir, tal vez caminar por las calles y observar los vestigios que quedan, la herencia de nuestros ancestros, que en silencio nos dicen aquello que hicimos mal lo que podemos corregir para trazar un nuevo camino y no cometer los mismo errores. En nuestra cotidianidad nos hemos topado con un sitio que cuenta con una historia impresionante conformada por sucesos alegres, tristes y por los sentimientos de las personas que marcan el por qué hasta la fecha seguimos hablando de él. El Barrio de San Bruno ha sido de gran importancia en Xalapa, ha aportado cultura e identidad a la cuidad, este se encuentra conformado por varias colo- nias como “Los Pinos” , “Obrero-Campesino”, “Ferrer Guardia”, “San Bruno” y “Cerro Colorado”, entre otras. Es un espacio urbano con una actividad comercial, de servicios de salud, educación y religiosos, donde aún se puede encontrar historia viva, pura y latente del pasado de esta ciudad. Cómo una parte muy importante vamos a contar su historia para entender todo esto, pero enfocándonos en la fábrica. “Nace conjuntamente con otras y recibe el nombre de “La Libertad” alrededor de 1841 por el comer- ciante naolinqueño Bernardo Sayago, en este lugar se producían piezas de hilaza para elaborar man- ta, toallas, colchas de algodón, etc., y se volvió un importante impulso para el prosperar de los traba- jadores y de sus familias, con el paso del tiempo fue cambiando de dueños pasando por las familias Aburto y Oronóz hasta los Díaz de la Serna y Herrera, conjuntamente con Santiago Condón quienes lograron instalar la Fábrica de “El Molino” y al siguiente año disolvieron su sociedad quedando como único dueño Bernardo Sayago en 1842” (Domínguez, 2012; Blog San Bruno) “A la muerte de Sayago en 1880, el negocio pasó a manos de su hermano Antonio, quien tomó la decisión de vender la hacienda de El Molino y su fábrica a la familia Gómez Farías en 1889, quienes después volvieron a vender conservando la hacienda. Las instalaciones fueron adquiridas por la com- pañía Zaldo que cambió el nombre de la fábrica a “San Bruno”, algunos historiadores dicen que fue en honor al Santo Patrono de los tejedores y algunos otros dicen que fue en homenaje a Bruno Zaldo Rivera, patriarca de dicha familia” (Domínguez, 2012; Blog San Bruno) En el curso de la historia las condiciones laborales que se vivían no fueron las más favorables tra- yendo consigo diversas manifestaciones de descontento, entre estas se encontraban salario mínimo, maltrato hacia los trabajadores, muchas horas de trabajo, y sin ningún tipo de prestaciones. Como una evidencia muy clara tenemos los diferentes movimientos que acontecieron como fueron huelgas, donde los trabajadores y sus familias buscaban mejores condiciones de vida, pero considerando el estilo capitalista a los dueños de fábricas no les conviene que sus trabajadores estén “bien” por lo cual se hizo caso omiso a todas estas peticiones y no se corrigió nada. Como en cualquier situación los trabajadores se empezaron a cansar de dicha situación por lo que la medida tomada fue la creación de sindicatos para tener un mejor tipo de negociación con los dueños. Sin acuerdos y sin demandas atendidas a los trabajadores no les quedó otro camino más que en