Mi primera revista | Page 93

A lo alto del madero una sombra se asomaba,

Entre luces de colores el toc, toc no se paraba,

Fue tanta mi sorpresa, que la risa me excitaba,

A pensar en lo curioso que la sombra me mostraba.

Fulgurante y cadencioso con asombro yo situaba,

Un ave que forjaba su aposento en la morada,

Con su pico puntiagudo, diseñaba aquel refugio,

Alguien que volaba con desvelo y mucho esmero,

Nada más ni nada menos, que un astuto carpintero.

Hoy en día me acompaña majestuoso el carpintero,

Mostrando a otras aves la verdad de su talento,

Lo que hace la constancia y amor por sus polluelos,

Al tener allí agrupada a la familia en el madero.

Escrito por: Edgar Rojas-Coordinador J. Mañana