ANTOLOGÍA DE LA GENERACIÓN 27
Me acerqué a su tumba fría
y le declaré el secreto
que guardé mientras vivía.
¿Ves las campanillas
cerrarse discretas,
al llegar la noche y sentir mis
pasos
y abrirse tu reja?
Lo digo como lo siento:
para ver que me olvidaba,
prefiero que se haya muerto.
Al ver a mi hijo dormido
he rezado una oración,
para que no se parezca
a aquel que lo abandonó.
Te quiero porque eres fea,
y a todo el mundo le extraña;
la injusticia que padeces
es justo recompensarla.
Quisiera ser cirujano
y poder tener un día
tu corazón en mi mano.
Como atrae lo misterioso
de los abismos, me trae
el misterio de tus ojos.
El día que se casaron,
al quedar siempre unidos
sus almas se divorciaron.