Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 88
¨El Misterio de Belicena Villca¨
vrâtyas; en segundo lugar, que en la Época de Buda, personaje histórico del siglo VII A.J.C.,
ya existían âshrams desde cientos de años antes; y por último, que si la
religiosa
budista se extiende rápidamente en la India, China, Tíbet, Japón, etc., es porque ya existían
los grupos que se iban a transformar en Sanghas.
Pero no se trata de que los benedictinos fuesen budistas o tuviesen algo que ver con el
budismo sino de que tanto los Sacerdotes budistas, como los Sacerdotes benedictinos,
obedecían secretamente a la Fraternidad Blanca, verdadera Fuente Oculta del Monacato
“Oriental” y “Occidental”. La Fraternidad Blanca, en efecto, fue autora de una obra titulada
“Regla de los Maestros de Sabiduría”, de difusión universal y que en Occidente era conocida
desde el siglo II como “Regula Magistri Sapientiae” por numerosas sectas cristianas y
también por los gnósticos judíos. Así que, nada original habría en el monacato occidental el
cual respondería, por el contrario, a las más ortodoxas disposiciones que dictamina la
Fraternidad Blanca en la materia.
En los primeros siglos de la Era Cristiana cuando el Imperio Romano admitía el
“paganismo” y mantenía contacto con los pueblos del Asia, se conocía perfectamente la
existencia de la vida monacal oriental; incluso hombres ilustres como Apolonio de Tiana,
contemporáneo de Jesús, habían viajado al Tíbet y recibido instrucción en sus monasterios.
Algunas sectas gnósticas, que llegaron a comprender y a oponerse a los planes de la
Fraternidad Blanca, han dejado testimonio de que ello se conocía en las principales ciudades
del Medio Oriente: Alejandría, Jerusalén, Antioquía, Cesarea, Efeso, etc. Pero la institución de
los monasterios no se establece de la noche a la mañana: es necesario seguir un estricto
proceso de formación, un método que se conoce desde la época de la Atlántida y que los
Sacerdotes del Pacto Cultural han utilizado universalmente; con ese método los Sacerdotes
brahmanes impusieron el hinduismo y los sacerdotes budistas, previa deformación de la
doctrina del Kshatriya Sidhartha, crearon el monacato budista tibetano, chino, indio y japonés.
Ese método determina que se debe comenzar por una etapa de anarcomisticismo social,
caracterizada por la proliferación de iluminados, ermitaños, y Santos: esta fase tiene el objetivo
de fomentar la creencia de que la futura institución monacal es un producto espontáneo del
pueblo, que nace y se nutre del pueblo. De este modo los pueblos aceptarán naturalmente la
existencia y obra de los monasterios, y, lo que es más importante, también lo aceptarán los
Reyes y gobernantes. Y ese método infalible es aplicable en cualquier pueblo y con el
concurso de cualquier religión.
En el marco del judeocristianismo, ya en el siglo I comienza a aplicarse el método y así
surgen en Medio Oriente multitud de ascetas y Santos que se retiran a los desiertos y las
montañas para vivir en soledad. Durante los siglos II y III crece tanto la población de
anacoretas que muchos deciden juntarse bajo el mando de un Santo superior y el orden de
alguna regla: se constituyen entonces las comunidades de cenobitas; no obstante, la
comunidad de los cenobitas no alcanza aún el grado de unión requerido para el modo de vida
monacal pues cada miembro continúa con la vida ermitaña y sólo se reúnen para orar y
alimentarse. Y junto a los anacoretas y los cenobitas, vagan por todas partes los “frailes
errantes”, versión occidental de los “monjes mendicantes orientales”. Para el siglo V, las
colonias de anacoretas y los cenobios, sumaban miles y miles de miembros en Egipto,
Palestina y Medio Oriente: en una sola diócesis de Egipto, Oxyrinthus, vivían veinte mil
ermitañas y cien mil ermitaños anacoretas, mientras que en vida de San Pacomio existían
siete mil monjes cenobitas en sus monasterios, que llegan a cincuenta mil en el siglo V. Con
esto le quiero ejemplificar, Dr. Siegnagel, sobre la magnitud del movimiento premonacal, un
movimiento que todos sabían era de inspiración extremooriental.
El momento propicio para instituir el monacato occidental, y para difundir el engaño de que
consistía en una creación original judeocristiana, se iba a presentar después de la muerte del
Emperador Teodosio, en el año 395, cuando el Imperio Romano se reparte entre sus dos hijos
Arcadio y Honorio. Arcadio se establece en Constantinopla, dando inicio al Imperio Romano de
Oriente, que duraría hasta el año 1453. Honorio hereda el Imperio Romano de Occidente, con
Roma, que se deshacería ochenta años después frente a la presión de las hordas bárbaras:
luego del año 476, el Imperio de Occidente se divide en múltiples Reinos romanogermánicos y
comienza un proceso colectivo de aislamiento y decadencia cultural. No sólo con el Asia
quedan cortados los lazos culturales sino con la misma Grecia; pero la sociedad europea ya
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