Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 596
¨El Misterio de Belicena Villca¨
publicaciones. Estaba convencida, dijo, que Oskar Feil aprobaría su proceder pues Yo era el
sobrino de su más entrañable Camarada, a quien nada podía negarle.
Ocioso es aclarar que revisé el libro hoja por hoja, y renglón por renglón, buscando algún
indicio secreto, algún mensaje criptográfico, alguna indicación oculta, alguna clave sólo
destinada a ser interpretada por los Iniciados Hiperbóreos. Muy pronto tuve que descartar que
el libro ofreciese tal posibilidad.
Y ocioso es explicar que leí y estudié todos los artículos de la revista, buscando allí una
pista sobre la Orden de Caballeros Tirodal. Muy pronto arribé a los mismos resultados que con
el libro: nada; ni un indicio. Tarea desagradable esta última, pues Spot's es una revista
sensacionalista del más bajo nivel intelectual o moral.
Crudamente oficialista en su línea política general, carece de criterio editorial definido
pues sus artículos se redactan con el evidente propósito de causar el golpe bajo o el
escándalo, efectos que, naturalmente, agradan a sus 2.000.000 de lectores. Los límites éticos
del desarrollo de los temas, como es de suponer, están determinados únicamente por las
protecciones jurídicas con que sus víctimas logran defenderse si son atacadas o por el monto
de las coimas pagadas por los “amigos” de la publicidad barata. Lógicamente, una revista así
no puede pertenecer a cualquiera: su editor-propietario es el celebérrimo periodista amarillo,
no por “oriental” precisamente, Samuel Isaacson, exponente de la más rancia prosapia hebrea,
y sionista declarado. Por el ejemplar que había llegado a mis manos, me enteré de los
pormenores de ocho separaciones de no muy unidas parejas de actores y actrices; conocí los
reclamos del Movimiento de Liberación Nacional de Homosexuales; leí dos artículos distintos
sobre O.V.N.I.S., en los que, sendos “Profesores en Parapsicología”, aseguraban que sus
tripulantes van a salvar a la humanidad; me interioricé de los detalles de cinco asesinatos, tres
violaciones y un estupro; accedí a los crímenes del nazismo, gracias a una biografía de Ana
Frank y un relato abreviado de su “diario” apócrifo; vi cinco notas críticas, que en verdad
contenían publicidad solapada, sobre películas con temática izquierdista, y otras cinco notas
sobre ecología y pacifismo; etc.; etc. En verdad, prácticamente no existía materia en la que la
revista no incursionara con su habitual y repugnante vulgaridad.
¡Mein Gott! ¡Qué cloaca era aquella publicación! ¿Para qué Demonios habría conservado
Oskar Feil ese ejemplar? Alguna razón debía existir. Y ésta posibilidad era mi única
esperanza.
Pero ¿cuál razón? Ya la había leído varias veces: setenta, o más, artículos y notas con el
tono sinárquico señalado. Y eso que no mencioné la increíble y variada serie de avisos
publicitarios sobre objetos de porno-shop's y hechicería afro-brasileña; y la nómina
interminable de país, maestros, gurúes, magos, quiromantes, tarotistas, etc., que ofrecían toda
clase de “ayuda espiritual”, desde “solución a problemas de pareja” o “impotencia”, hasta
“desbloqueos” psicológicos complejos. Claro que a estos avisos no les presté la misma
atención que a los artículos periodísticos: había tantos ¡cientos de ellos!
¡Y allí estaba la solución al enigma! ¡Tan a la vista, que parecía una broma: una
broma pesada de Nimrod de Rosario!
De improviso, donde menos lo hubiese supuesto, en una hoja cubierta de carteles
ofertando los “servicios” de diversas escuelas esotéricas y maestros, en una hoja sobre la que
había paseado muchas veces la vista sin ver nada, se realzó la frase “Sabiduría Hiperbórea”.
Cuando inspeccioné detenidamente el aviso, leí con sorpresa lo siguiente:
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