Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 547
¨El Misterio de Belicena Villca¨
◊
EPILOGO
Del fantástico libro
“El Misterio de Belicena Villca”,
dedicado a Ellos.
... o
PROLOGO
Del real Misterio de Belicena Villca,
dedicado a Nosotros,
los que sentimos correr por las venas
La Sangre de Tharsis.
Capítulo I
Y eso fue todo cuanto tío Kurt logró narrarme sobre la historia de su vida. En aquel momento
tenía razón en sentir prisa, como los acontecimientos se encargaron de demostrar, pero
dejaba pendiente la parte más interesante: los detalles de sus misiones secretas durante la
guerra y la misteriosa misión de su padrino Rudolph Hess. Lógicamente, él esperaba también
completar sus relatos en una próxima ocasión. Pero estaba escrito que tal ocasión no se
presentaría jamás.
Sin embargo esa, la última noche que hablamos sobre estos temas y me contó su llegada
a la Argentina, alcancé a hacerle dos preguntas que aún recuerdo nítidamente. Era tarde ya,
como las once de la noche del día 21 de Marzo, dos meses exactos después del rapto
espiritual del 21 de Enero, y resolvimos irnos a dormir, luego de un largo día de conversación.
Fue entonces cuando planteé un interrogante que me causaba bastante molestia.
–Dime tío Kurt: si habías recibido en 1945 el libro inédito de Konrad Tarstein “Historia
Secreta de la Thulegesellschaft”, en el que se narra la historia alemana de la casa de Tharsis
¿como es que permaneciste indiferente la primera vez que hablamos de la Carta de Belicena
Villca, dando a entender que ignorabas su importante participación histórica? Recuerdo muy
bien que solo te sobresaltaste al escuchar el nombre “Tharsis”, pero nada expresaste sobre los
Tharsis alemanes. No obstante, tu debías conocer una parte de la historia, quizás tan rica en
matices como la que Yo conocía por Belicena Villca. Y te guardaste muy bien de decir nada al
respecto, incluso hasta ahora. ¡No me parece correcto tu comportamiento, tío Kurt! –afirmé
con tono de doloroso reproche.
Tío Kurt me observó con sorpresa y soltó una de sus formidables carcajadas.
– ¡Pero es que Yo no lo había leído! –se disculpó.
– ¿Cómo? ¿Después de treinta y cinco años no habías leído el libro de Tarstein? –
pregunté estupefacto.
– ¡Ya te dije, Neffe, que estaba muy enojado por las órdenes que me transmitiera Tarstein!
Aquí, en Santa María, simplemente guardé el libro para leerlo el día en que se cumplieran las
predicciones de Tarstein, es decir, el día que de algún modo tuviese acceso al resto de la
historia de su Estirpe. Y ese día llegó con tu visita y la Carta de Belicena Villca. Por eso lo leí,
en efecto, durante los días que estuve encerrado en mi cuarto, a posteriori de conocer el
contenido de la Carta: ¡todo coincidía, era realmente la parte que le faltaba a la historia de
Belicena, la conexión entre la rama vrunaldina de la Casa de Tharsis y la Thulegesellschaft!
¡La historia de la búsqueda del Führer, iniciada en la Edad Media, y su localización e Iniciación
en el siglo XX! Pero si nada te he dicho después sobre esto fue porque esperaba narrarte mi
propia vida y hacerte conocer la existencia de esa obra, que todavía conservo. ¡Es mi deseo
que la leas tú mismo y luego la retengas como parte de tu herencia! ¿A quién, sino a ti, le
547