Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 533

¨El Misterio de Belicena Villca¨ actual. Dicha zona es orientable y, en la región que estamos considerando, orientable “de Este a Oeste”, es decir, que los efectos del Kâly Yuga son más intensos hacia el Oeste que hacia el Este: yendo hacia el Este aumenta la “espiritualidad” y yendo hacia el Oeste aumenta el “materialismo” propio del Kâly Yuga Atendiendo a estos principios es que a la Puerta Tar, en el desierto de Gobi, se la denomina además “Centro de menor intensidad del Kâly Yuga”. Para situarse en el dilema de Gengis Khan hay que considerar que el “Rey del Oeste” debería ser “Grande” por el poder del Espíritu, como también lo era Temujin, y reflexionar sobre las dificultades que supone mirar desde el Este del Asia hacia el Oeste de Occidente. Gengis Khan, “hacia el Oeste”, sólo “veía” tinieblas espirituales... y Reinos. Muchos Reinos, pero ningún “Gran Reino”. El Reino de los persas, que pronto caería, el Reino de los griegos bizantinos, que a duras penas resistía el asedio árabe y turco: un Reino muy pequeño y débil, con Reyes sin Iniciativa que gustaban hacerse llamar “Emperadores”. Los Reinos eslavos de los rusos y polacos, no podían ni soñar con ponerse a la cabeza de los pueblos del Oeste y, por el contrario, serían presa fácil de la Horda de Oro. Por idéntico motivo cabía descartar a Armenia, Georgia, Bulgaria, Hungría, etc. Quedaban los Reinos germánicos de Europa, sin dudas los más fuertes, pero en ellos, de acuerdo a la visión de Gengis Khan, las tinieblas eran absolutas. Si allí estaba el Gran Rey sería preciso distinguirlo por sus cualidades exteriores y para eso debería contar con la información adecuada. Con ese propósito hizo conducir a su presencia a muchos viajeros, comerciantes o religiosos, a quienes interrogó duramente, con escasos resultados. Pero de sus relatos pudo saber que existían verdaderamente dos grandes Reinos cristianos, uno franco y otro romano-germano. El Reino franco era justamente el que, desde hacía un siglo, llevaba adelante esa absurda guerra contra los árabes, durante la cual habían ocupado Siria y Palestina. Gengis Khan pensó entonces que debería dirigirse al Rey franco y al Rey alemán pero quedaba aún una duda por despejar: ambos Reyes se decían “cristianos” y siervos de un Gran Sacerdote llamado “Papa” ¿no sería este Papa el verdadero Rey del Mundo? Para formarse una opinión sobre el cristianismo y el Papa mandó a buscar Sacerdotes nestorianos de Armenia y algunos ortodoxos griegos que estaban como esclavos en Pekín; por ellos conoció la historia de Jesús Cristo y supo que el Papa no era un guerrero sino un pastor, que no mataba sino que mandaba a matar, y que no cabalgaba junto a su pueblo durante las guerras sino que permanecía toda su vida en seguros y lejanos conventos. Y con una mueca de disgusto Gengis Khan descartó al Papa como una digna autoridad espiritual con la cual él pudiese tratar. Antes de 1220 Gengis Khan ya sabía que de los dos Reyes, el franco y el alemán, convenía a sus planes dirigirse al último de ellos. Tal convicción la obtuvo al evaluar la información religiosa que le brindara uno de sus múltiples confidentes esotéricos. Pero vale hacer aquí una aclaración: mientras duró la vida de Gengis Khan tres fueron las religiones que le rodearon y a las que prestó especial atención: el cristianismo nestoriano, el maniqueísmo 71 persa, y fundamentalmente, el taoísmo . A la religión de Confucio la rechazó por reaccionaria y en el Budismo reconoció enseguida a un sistema basado en la Kâlachakra de Chang Shambalá, contra el cual le advirtieran tempranamente sus instructores hiperbóreos. Fue un sacerdote maniqueo quien le informó un Día que “más allá del Reino de los francos, en feudos del Rey de Aragón, que es a su vez vasallo del Rey alemán, hay una poderosa comunidad maniquea a quienes los Ángeles han entregado en custodia un Vaso de Piedra que no es de este Mundo”. Esta noticia impresionó a Gengis Khan, así como el saber que las tropas del Rey de los francos, con la bendición del Papa, se estaban dedicando a exterminar a aquellos maniqueos del Oeste llamados “Cátaros”, es decir, “puros”. Toda una “ruta maniquea” permitía que tales novedades llegasen hasta el Asia: desde Languedoc a Italia, a las comunidades cátaras y bogomilas de Milán; de allí a Bulgaria, centro del maniqueísmo bogomil; y, de los Balcanes, misioneros bogomilos y paulicianos llevaban las noticias hasta Armenia e Irán. 71 El maniqueísmo, que había logrado expandirse hasta China en el siglo XIII, fue respetado por Gengis Khan pero no así por sus sucesores quienes lo combatieron ferozmente hasta hacerlo desaparecer; del mismo modo se persiguió luego al taoísmo. 533