Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 531
¨El Misterio de Belicena Villca¨
ni dónde. Como le dijeron con acierto en el Tíbet, en el Tercer Reich se ha dado el extraño
fenómeno de que existen muchos “Dioses reencarnados”; muchos Tulkus, Kurt Von
Sübermann. El Führer es un Tulku y no tiene nada de extraño que él muera en Berlín y,
simultáneamente, viva en la Antártida. A ese Führer, poderoso y fuerte como él era a los
veinticinco o treinta años, le haremos llegar la Piedra del Pacto de Sangre con Agartha.
Fue más fuerte que Yo y tuve que inquirir:
–Pero ¿el Führer era consciente de que disponía de esa extraordinaria facultad?
–Ud. “Shivatulku” ¿sabe dónde están ocurriendo sus otras, necesarias, existencias?
–De cierto que no.
–Pues allí está la respuesta que busca. Si Ud., tan luego Ud., es incapaz de responder
¿cómo quiere que conozca Yo el proceso de un Tulku?
Sin embargo le daré una idea –concedió–. Es así como Yo imagino el proceso de los
Tulkus: un caso especial de metamorfosis. Establezcamos una relación de analogía entre los
Tulkus y los insectos lepidópteros, y supongamos que toda la vida de un ejemplar Tulku, tal
como el Führer, Ud., o Rudolph Hess, es análoga a una mariposa lepidóptera
Supongamos también que existe un conjunto de larvas gemelas que, por una ley particular de
los Tulkus, permanecen en estado de vida latente mientras la mariposa desarrolla su vida
activa. Y, por último, supongamos que las especiales leyes de los Tulkus determinan que al
morir la mariposa, automáticamente una de las larvas retoma el proceso de metamorfosis y se
transforma en crisálida, generando una nueva vida activa y una nueva realidad. Claro, porque
la vida larval es vida latente, y la vida activa, de las mariposas y los Tulkus, es vida real: la
realidad de la vida le corresponde pues, a las mariposas-Tulkus; las larvas-Tulkus viven
en un plano de existencia no real, pero sí posible: tal existencia no es del mismo grado
que la que demuestran las mariposas-Tulkus. Sólo si muere una mariposa-Tulku, o si
actúa una ley de los Tulkus que exija la existencia de dos o más mariposas-Tulkus, una
larva-Tulku se transformará en real. Pero, mi estimado Lupus, ¿quién conoce las leyes de
los Tulkus? ¿Quién sabe cuántos hombres-Tulkus pueden existir en estado larval? Un hombre
común puede tomar una sola decisión para realizar en un tiempo y espacio determinado: si las
alternativas son dos debe decir sin dudas “voy a hacer esto” o “voy a hacer lo otro”. El Tulku,
por el contrario, puede optar por realizar ambas posibilidades, aunque para ello necesite,
lógicamente, disponer de dos realidades simultáneas. El Tulku puede, por ejemplo, decir
“voy a quedarme en Berlín, y voy a morir allí si el Tercer Reich pierde la guerra” y decir
también “voy a retirarme a los Oasis Antárticos, junto con la Elite de la , para preparar
la Batalla Final contra la Sinarquía Universal”, y cumplir ambos enunciados. Para una
persona común sería imposible realizar las dos sentencias, pero para un Führertulku ello es
perfectamente posible.
Naturalmente, Lupus, que las dos o tres realidades del Tulku sólo habrán de coincidir en
el Tulku mismo, en el contexto que le confiere significado y que él significa. Fuera del
Tulku, las realidades de los Tulkus vivientes pueden no coincidir, el Tiempo contraerse o
expandirse, las cosas dislocarse, la Historia contradecirse. Lo que esté en la realidad de un
Tulku viviente, es decir, de un Tulku real, ejemplar, de una mariposa-Tulku, más allá de lo
Tulku, puede no estar en la realidad de otro Tulku real pero distinto del primero; o,
inversamente, puede estar sobradamente en su contexto. Le aclaro esto para advertirle
que, desde ahora, los partidarios de la Sabiduría Hiperbórea deberán definir a cual
realidad se refieren: si a la realidad del Führer muerto en la Cancillería-bunker de Berlín
o a la realidad del Führer vivo, siempre joven en su Refugio Mágico, donde aguarda los
tiempos históricos de la Batalla Final. Y le anticipo desde ya que los que elijan vivir en la
primera realidad, serán considerados traidores, por más que se proclamen
“nacionalsocialistas” o “nazis”.
Con los ojos brillantes, Konrad Tarstein se detuvo un segundo para servirse más té.
– ¿Rudolph Hess...?
–Sí, Rudolph Hess también es un Tulku y por eso ahora se encuentra junto al Führer, en el
Refugio Secreto: está tal cual Ud. lo conoce; no ha cambiado nada. Y porque es un Tulku,
puede estar con el Führer y, además, estar prisionero de los ingleses
Pero dejemos a los Tulkus por el momento y regresemos a la Piedra de Gengis Khan. Le
decía antes que vale la pena conocer la historia con detalles. Ud. la ha encontrado y merece
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