Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 52
¨El Misterio de Belicena Villca¨
es un sentimiento necesario e imprescindible de mantener vivo para asegurar la autoridad
terrestre de los Sacerdotes; si el hombre no les teme, al final se rebelará contra los Dioses:
pero antes se sublevará contra los Sacerdotes de los Dioses. Empero este cambio no se verá
si antes no se aclara algo que hoy no es tan obvio: el hecho de que en todas las lenguas
indogermánicas “frío” y “miedo” tienen la misma raíz, lo que aún puede intuirse, por ejemplo,
en escalo-frío (de terror). Pues bien, en aquel entonces, la palabra “frío” era sinónima de
“terror” y, en consecuencia, lo que significaba el nuevo Culto era que un terror sin nombre se
instalaría en el corazón del creyente como “Gracia de la Diosa”; y que ese terror causaría su
perfección.
Así Belisana, la Diosa del Fuego Frío, se había convertido también en la “Diosa del
Terror”, un título que, aunque los Señores de Tharsis no podían saberlo, perteneció en
remotísimos tiempos a la misma Diosa, pues a la esposa de Navután se la conoció igualmente
como “Frya, La Que Infunde Terror al Alma y Socorro al Espíritu”.
Tras su arribo a la península ibérica, los Golen intentaron en numerosas ocasiones ocupar
el Bosque Sagrado y controlar el Culto a la Diosa del Fuego Frío, pero siempre fueron
rechazados por la celosa y obstinada locura mística de los Señores de Tharsis. Hasta llegaron
a ofrecer una auténtica Lámpara Perenne de los Atlantes morenos, sabedores de que carecían
de ella y que estaban obligados a vigilar permanentemente la flama de su lámpara primitiva de
aceite y amianto. No hay que aclarar que la ofrecían a cambio de la unificación del Culto y de
la institución del Sacrificio ritual, y que semejante propuesta resultaba inaceptable para los
Señores de Tharsis, porque ello es obvio a esta altura del relato. Como también es evidente
que esa resistencia, insólita para quienes se habían impuesto sobre todos los pueblos nativos,
unida a la imposibilidad de apoderarse de la Espada Sabia, los iba enconando
permanentemente contra los Señores de Tharsis. La reacción de los Golen desencadenó
aquella campaña internacional alentando la conquista de Tharsis que culminó en el peligroso
intento de invasión fenicia desde las Baleares y Gades, o Cádiz. Pero los Señores de Tharsis
convocaron a los lidios e hicieron desistir a los fenicios de su proyecto conquistador por lo
menos por los siguientes cuatro siglos. De la alianza entre iberos y lidios surgió el “Imperio de
Tartessos”, que pronto se expandió por toda Andalucía, la “Tartéside”, y privó a los fenicios de
colonias costeras en su territorio. Las Baleares y la isla de León, asiento de Gades, quedaron
aisladas de tierra firme pues los tartesios sólo les permitieron mantener un comercio exiguo a
través de sus propios puertos. ¿Cuál sería la siguiente reacción de los Golen frente a ese
poderío que se desarrollaba fuera de su control y que frustraba todos sus planes? Antes de
responder, estimado y, paradójicamente, paciente Doctor Siegnagel, debo ponerlo al corriente
de las consecuencias que la presencia de los lidios produjo en el Culto del Fuego Frío. Para
entender lo que sigue sólo hay que recordar que los lidios eran más “cultos” que los iberos, es
decir, más civilizados culturalmente, en tanto que los más “incultos” iberos, es decir, más
bárbaros, estaban más “cultivados” espiritualmente que los lidios, poseían más Sabiduría que
conocimiento.
Esas diferencias ocasionarían que los Príncipes lidios, ahora de la misma familia de los
Señores de Tharsis, aceptasen sin profundizar el significado esotérico del Culto a la Diosa del
Fuego Frío, que en adelante se denominaría por común acuerdo “Pyrena”, y empleasen todo
su esfuerzo en perfeccionar la forma exotérica del Culto. Tal aplicación va siempre en perjuicio
de la parte esotérica y, como no podía ser de otra manera, a la larga iba a resultar fatal para
los tartesios. Más esto ya lo verá, pues, como anuncié, estoy yendo paso a paso.
Los lidios, como en otras industrias, eran hábiles artesanos de la piedra. ¿Qué cree que
hicieron en su afán de perfeccionar la forma exterior del Culto? Decidieron, ante el horror de
sus parientes iberos que nada podían hacer para impedirlo, tallar el meñir del Bosque Sagrado
con la Figura de Pyrena; la escultura contribuiría a sostener el Culto, explicaban, pues el
pueblo lidio necesitaba una imagen más concreta de la Diosa: su representación como Flama
era demasiado abstracta para ellos.
El meñir consistía en una piedra bruta de color aceitunado, de unos cinco metros de
altura, y con forma de cono truncado: los lidios se proponían emplearlo íntegramente para
tallar la Cabeza de la Diosa. De acuerdo con su proyecto, la nuca debía quedar frente al
Manzano, de tal suerte que el Divino Rostro mirase directamente al pueblo; y el pueblo,
distribuido en un claro circundante desde el que se dominaba la escena ritual, vería el Rostro
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