Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 519
¨El Misterio de Belicena Villca¨
Y como a la Casa de Tharsis, y como a mí, Neffe, debes comprender que con más
razón a ti intentarán quitarte del medio. ¡Los Druidas te perseguirán! ¡Quizás Bera y
Birsa en persona!
Por esta causa quiero proponerte que partamos cuanto antes. De mis relatos, aunque
incompletos, ya habrás sacado bastantes conclusiones. Más adelante, si las circunstancias lo
permiten, te daré los detalles de los siguientes hechos hasta 1947, año en que vine a la
Argentina y desde cuando permanezco oculto.
En resumen, y a grandes rasgos, esto fue lo que sucedió a partir de 1939.
A Bangi y Srivirya se les concedió la ciudadanía alemana y fueron condecorados con la
Cruz de Hierro de Primera Clase. Además se los incorporó a la Waffen
con el grado efectivo
de Untersturmführer. Permanecieron hasta el verano de 1939 en Berlín, donde les
impartieron entrenamiento en criptografía y tareas afines con el Servicio Secreto, y finalmente
partieron hacia el Tíbet, y reunidos con los lopas que partieron de nuestra expedición, se
entregaron con ahínco a la misión que les habían encomendado: preparar un cuerpo de Elite
que actuaría como Legión Extranjera dentro de la Waffen . De allí saldría la famosa Legión
Tibetana, que dependía secretamente de la 1a
Panzerdivisión Leibstandarte Adolf Hitler
y uno de cuyos batallones defendería hasta la muerte el bunker del Führer en Abril de 1945.
Karl Von Grossen regresaría también al Asia. Desde India y China, se ocuparía de
abastecer discretamente a la Legión Tibetana, cuyo asentamiento natural estaría en Assam,
en los dominios de un Príncipe kâulika enemigo acérrimo de los ingleses. En ese pequeño
Reino de la frontera con Bután, instructores
especialmente venidos de Alemania
complementaron el arsenal ofensivo de los monjes kâulikas, compuesto de flechas, puñales y
cimitarras, con armas modernas de propósito táctico, tales como granadas, pistolas y fusiles
de asalto. Sin embargo, la máxima efectividad de aquellos terribles guerreros, estaría siempre
acompañada del uso de sus armas tradicionales, para las que no tenían rival en el Tíbet. De
todos modos, valga la referencia, aquel cuerpo jamás pasó del centenar de efectivos.
Pero mucho antes que la Legión Tibetana estuviese lista, Vruna daba a luz en Berlín dos
hermosos cachorros de perro daiva, muriendo en el parto. Otra legión, ésta de veterinarios ,
se encargó bajo las más severas amenazas de que los gemelos vivieran. No obstante
nuestras reservas, crecieron sin problemas y los bauticé Yum y Yab. Respondieron bien al
entrenamiento convencional y mejor aún al empleo del Kilkor svadi, entendiendo y
obedeciendo mis menores deseos.
En Septiembre Alemania invade Polonia y comienza la Segunda Guerra Mundial. El 14 de
Junio del año siguiente, 1940, las tropas del Tercer Reich entran en París. Ni la Legión
Tibetana, ni Yo, intervinimos en aquellas acciones pues se nos repetía en la Orden Negra que
“el verdadero y único frente del Tercer Reich se encontraba en el Este”.
Contrariamente, pues, al movimiento de nuestros ejércitos, nosotros nos concentrábamos
en planificar operaciones asiáticas, en todo semejantes a Clave Primera, en la que obtuve mi
bautismo de fuego. Al fin, en Agosto de 1940, recibí la orden de ejecutar la “Operación Clave
Dos”, que tenía por objetivo alcanzar el monte Elbruz, donde según las tradiciones indoarias,
los arios nacían dos veces. Pero no se trataba de ir directamente al Cáucaso, sino de
aproximarse estratégicamente con los perros daivas para arribar a una Puerta situada
en otras dimensiones.
Esa vez, viajé desde Alemania con Oskar Feil, un Hauptsturmführer llamado Caesar Von
Lossow, y los dogos Yum y Yab. En la meseta de Pamir, en los orígenes del río Piandy, nos
63
aguardaba Karl Von Grossen con la Gebirsjäger
de la Legión Tibetana, unos cincuenta
hombres en total. Desde allí, iniciamos uno de esos alocados periplos que seguían los perros
daivas para dirigirse a algún lugar. Ignoro qué atajos habían tomado, pues, en lugar de
atravesar Tadzhikistán, Afganistán, Turkmenistán, Irán, Armenia y Georgia, y recorrer 3.000
km., los dogos hallaron Georgia a 500 km. de distancia. Aunque cueste creerlo, a 500 km. del
Río Piandy dimos con Grozny, ciudad situada al pie del monte Elbruz; claro que las vicisitudes
y peripecias pasadas hasta entonces, y que no puedo narrar ahora, nos insumieron varios
meses.
63 Destacamento de Alta Montaña.
519