Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 503
¨El Misterio de Belicena Villca¨
Lógicamente, después de 1945 he reflexionado mucho sobre las palabras del Shiva-gurú
de Sining y me resultó difícil no hallarles razón, toda vez que los hechos las confirmaron.
Desde luego, frente a la actitud deshonesta del Japón, mas nos hubiera valido tener por
aliados a los chinos: ellos en esos años deseaban destruir al comunismo soviético casi tanto
como sacarse los japoneses de encima. ¿Se había equivocado el Führer al confiar en el
Japón, error que le habría costado la Campaña de Rusia y el resultado de la Guerra Mundial?
Yo creo que no hubo tal error y que la Estrategia del Führer era tan genial que iba a lograr el
increíble efecto de descubrir la “mentalidad judaica” allí donde estuviera, aún entre los mismos
“aliados” de Alemania. En una guerra de Principios Supremos como la que planteara el Führer
no interesaba “ganar” o “perder” en la Tierra, en el plano material, sino imponer una
weltanschauung espiritual cuyo valor estaba del todo fuera del plano material: si la
weltanschauung, la concepción hiperbórea del Mundo, “nuestros estandartes”, eran
comprendidos por el hombre de Honor, la guerra se ganaría, aunque se sufriese un traspié
material; si la weltanschauung no se comprendiese, o fuese olvidada, la guerra se perdería,
aún cuando nos favoreciese la suerte de las armas. En esa guerra de Principios Supremos, no
interesaría una vida sin Honor: sería el momento histórico en el que cada pueblo demostraría
su verdadero ser y lo que desearía ser. Un hombre extraordinario, quizás un Dios, uno a quien
los kâulikas denominaban el Señor de la Voluntad Absoluta, había creado las circunstancias
que obligarían a cada pueblo a manifestar su esencia, que pondría a la Sinarquía al
descubierto, que maduraría la pus judaica y la haría brotar allí donde se estuviera incubando
su cultivo corruptor. ¿Siendo así, se equivocó el Führer o acertó maravillosamente al conseguir
que el Japón se desenmascarara ante el Mundo y la Historia y mostrara su faz oculta, que hoy
causa la admiración de la Sinarquía?
En la historia no existen las sorpresas. Los hechos históricos registran causas que a veces
se remontan siglos o milenios anteriores. El Japón es hoy un gigantesco kibutz, la “mentalidad
judaica” se ha impuesto en todos los órdenes, de manera semejante a como ocurre en
Inglaterra, y predomina un generalizado consenso para que el país permanezca alineado en la
Sinarquía, pertenezca a la Comisión Trilateral, a la O.N.U., a la O.T.A.N., etc.; todo el mundo,
allí, habla de yenes, de paz, de consumo, de turismo, de hermandad, libertad, fraternidad, etc.
Este “cambio”, aparentemente “sorpresivo” dada la vocación “guerrera” de los japoneses antes
de la Segunda Guerra Mundial ¿es realmente un cambio, debido al escarmiento de Hiroshima
y Nagasaki, o la exhibición de la verdadera naturaleza de los japoneses, quienes tal vez por
una especie de trauma colectivo han querido durante siglos ser lo que no eran, esto es,
Kshatriyas, Samuráis, y habían terminado simulando, representando, el papel de guerreros?
Porque todos los fenómenos históricos, como este supuesto “cambio” de los japoneses, tienen
causas antiguas que lo justifican: nadie se torna judío de la noche a la mañana, ni así lo
circunciden; para ser un buen hijo de Israel hacen falta muchas “virtudes”, como por
ejemplo la usura y el amor al lucro, que requieren bastante tiempo desarrollar. Pero en
tan poco tiempo los japoneses han demostrado ser tan buenos judíos como los israelitas y los
ingleses ¿no significa eso que en el Japón la mentalidad judaica se hallaba larvada y que el
calor de Hiroshima y Nagasaki solamente produjo su metamorfosis, el nacimiento de la
crisálida sinárquica que hoy en día es ya una bella mariposa más en el enjambre de la
Fraternidad Blanca?
Querido Neffe: tú eres un joven idealista y conoces bien la Historia. Escucha este
principio, comprobado por un viejo que ya ha vivido demasiado, y que sintetiza cuanto te he
dicho sobre la actitud de los japoneses: ningún pueblo, jamás, pierde su Honor de golpe;
no hay ejemplo alguno en la Historia que pruebe lo contrario. Los pueblos, como todo lo
que vive, siguen las leyes de la naturaleza y entre ellos, como entre los habitantes de la
selva, hay pueblos leones y pueblos borregos, pueblos cóndores y pueblos ratas; y,
como entre los animales, ningún león se convierte de golpe en borrego, ningún cóndor
se transforma súbitamente en rata: si tal “cambio” fuese en verdad posible, requeriría de
una larga, milenaria, evolución Claro que, como en las fábulas, los borregos pueden alguna
vez disfrazarse de leones, las ratas vestirse de cóndores. He aquí lo que creo: la Estrategia
del Führer ha marcado una hora histórica, análoga a la hora convenida en los bailes de
disfraz cuando todo el mundo debe quitarse la máscara, en la que nos ha sido dado
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