Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 458
¨El Misterio de Belicena Villca¨
durante dos días tratando de encontrarlo. Al parecer, sólo cuatro oficiales compartían los
objetivos secretos de Schaeffer.
La eficacia de aquel kâulika para espiar a Schaeffer procedía que no era un mero
porteador tibetano, aunque se desempeñara como tal por orden de sus Gurúes, sino un
sudafricano de origen nepalés que comprendía perfectamente el inglés, el alemán, y el
holandés. Su familia, de Raza gurka, es decir, indoaria, desertó durante la guerra de los boers
y se refugió en territorios alemanes, huyendo finalmente a Bután después de 1918, cuando
Alemania fue despojada de sus colonias. Tanto él, cuyo nombre era Bangi, como su hermano
Gangi, fueron confiados de niños al cuidado de los monjes kâulikas, quienes los Iniciaron en el
Tantra y finalmente los destacaron en Lhasa, como agentes secretos al servicio del Dharma
Rajá de Bután. Allí lograron ser contratados por Schaeffer, que los tomó por sherpas, sin
reparar en la diferencia de Raza. Pero ellos no eran sherpas sino dos guerreros gurkas que
profesaban un odio medular hacia los ingleses y que aguardaban pacientemente alguna nueva
guerra británica para alistarse en el bando contrario.
Los espías lograron escuchar las exigencias que el traidor planteaba a los Lamas del
Bonete Kurkuma y oyeron como el Maestro Djual Khul terciaba en su favor, conviniendo en
atravesar cuanto antes el Cancel de Shambalá. También se enteraron de la existencia de “una
ofrenda a Rigden Jyepo” propiciada por Ernst Schaeffer y comprendieron que Oskar Feil había
sido entregado mediante una estratagema. En vistas que sus compañeros kâulikas no
llegaban a tiempo para impedir el sacrificio, tratarían de averiguar dónde estaba el prisionero a
fin de prestarle ayuda, cosa harto difícil en aquella aldea habitada por 2.000 duskhas y 500
Lamas.
Ambos hermanos se entregaron a observar los alrededores del Monasterio con la mayor
cautela, presumiendo con acierto que el prisionero habría sido encerrado en distinto sitio del
que ocupaban los expedicionarios. En efecto, comprobaron que uno de los Templos exteriores,
situado sobre un islote del lago Kyaring, estaba cerrado y custodiado por guardias armados.
Comunicaron la novedad a los espías alemanes del S.D., solicitándoles apoyo para
descubrir la maniobra y liberar a Oskar Feil. La respuesta de uno de ellos, respuesta típica de
un agente secreto occidental, dejó sin aliento a los gurkas:
–“Nosotros informamos a Alemania con meses de anticipación los planes que Schaeffer
tenía para Oskar Feil, y las órdenes que recibimos fueron claras y terminantes, como ustedes
bien lo saben: ‘aguardar refuerzos especiales que impedirán a Ernst Schaeffer concretar la
Operación Altwesten. Firmado: Heydrich, Himmler, Hitler.’ Es decir que nada nos indicaron
con respecto a Oskar Feil. Apreciamos mucho a nuestro Camarada y mucho sentimos su
suerte, pero en casos semejantes el reglamento del Servicio Secreto impide actuar por
iniciativa propia, pues ha sido establecido con absoluta precisión que la prioridad de nuestra
misión es la Operación Altwesten. El rescate de Oskar Feil conspira contra la discreción que
debemos mantener hasta el fin de la Operación Altwesten, además de contradecir expresas
órdenes y constituir una acción suicida, tras la cual lo más probable es que sean tres en lugar
de una las víctimas sacrificadas por estos salvajes. Nosotros, en síntesis, nada haremos y les
solicitamos que procedan de la misma manera, pues aún falta mucho camino por recorrer y
necesitamos la ayuda de ustedes para enviar la información a través del Tíbet”.
Los gurkas aseguraron a satisfacción de los
que no intervendrían, pero al discutir el
caso entre ellos concluyeron que las órdenes de los alemanes no los alcanzaban de la misma
manera que los votos hechos a Shiva de combatir la traición y la cobardía. ¿Qué significaba la
infracción a un frío reglamento burocrático frente a la ira de Shiva, que castigaba a los malos
guerreros impidiéndoles el acceso a la Shakty Suprema? ¿Y acaso no habían jurado combatir
a muerte a los miembros de la Fraternidad Blanca? Sus deberes de espías del Dharma Rajá,
autorizados por el Círculo Kâula, los dispensaban de muchas obligaciones religiosas, pero
permitir que se sacrificara una víctima humana en holocausto al jefe de la Fraternidad Blanca
colmaba todas las medidas. Ningún Siddha podría justificar ese pecado y seguramente serían
castigados en el Bhardo. No. Si para los alemanes la prioridad era llegar a la Puerta de
Shambalá, la morada de los Demonios, para ellos la prioridad era el Kula, la manifestación de
la Shakty Divina. Y el Kula se perdería si no actuaban como auténticos guerreros Akula. Se
jugarían, pues, para auxiliar a Oskar Feil.
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