Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 350
¨El Misterio de Belicena Villca¨
La Virgen de Agartha tenía un ramo de espigas de trigo en Su Mano Izquierda y un grano
del mismo cereal tomado entre los dedos índice y pulgar de la Mano Derecha. Al tiempo de
Sonreír, hizo un gesto con esta mano, que en principio no interpreté, y la dirigió hacia mí, hacia
uno como Ojo de Fuego que Yo poseía en determinada parte del Espíritu: entonces abrió los
Divinos Dedos y soltó allí la mágica semilla. Y ese acto puso término a la Visión,
bruscamente. Sentí como si un Rayo Helado, entrando por mi cabeza hubiese hecho impacto
en el corazón inmediatamente la sensación gélida comenzó a extenderse por el cuerpo y una
parálisis creciente se apoderó de mí. Y me encontré, aún parado en la habitación, observando
estúpidamente cómo todas las cosas comenzaban a saltar de sus posiciones y el edificio
amenazaba derrumbarse. El éxtasis sólo había durado un instante infinitesimal, según dije,
pero después transcurrieron preciosos segundos hasta que comprendí lo que ocurría en el
Mundo, coincidentemente, simultáneamente, y reaccioné. Entonces, concluyó el sismo, y
noté que también había desaparecido la maldad opresiva que un momento antes brotaba de la
Materia. Por el contrario, la Materia aparentaba hallarse subordinada a mí. Había una idea
que flotaba en el ambiente, fluyendo igualmente de todas las cosas, que Yo captaba
perfectamente y que podría traducir más o menos así: –Ahora eres un Dios y nada ni nadie
podrá resistirse a Tu Voluntad. ¡Lo ocurrido aquí es una muestra de Tu terrible Poder!–
Este concepto define el “nuevo sentido” que, tal como mencioné al comienzo, parecía adquirir
ahora la Materia por efecto de la Visión: existía, pues, la intención manifiesta de conectar
causalmente al sismo con mi reciente rapto espiritual Más Yo no me dejaba engañar.
Intuía en esa idea una trampa de las Potencias de la Materia, una tentación, que por el
momento no era clara pero en la cual, más adelante, me detendría a reflexionar con
profundidad.
Esencialmente, luego, nada había cambiado en mi interior, pero ya nunca volvería a ser
el mismo: sólo la relación de fuerza que mantenían el Espíritu y el Alma se trastocaron por
efecto de la fuerza volitiva extra aportada por la Virgen de Agartha. Al recobrar la conciencia
sobre la realidad del Mundo, luego de ver la Divina Imagen, mi Yo era capaz de dominar con
singular potencia a la naturaleza anímica, de una manera como jamás consiguiera antes,
luego de años de prácticas yoguísticas de concentración y control mental; y no estaba
dispuesto a perder tal poder, a que se invirtiesen los papeles y el Yo quedase nuevamente
sometido a los deseos del Alma. Pero eso no sucedería, podía asegurarlo, pues era evidente
que no sólo el Yo salió fortalecido del rapto espiritual sino que el Alma se debilitaba
permanentemente en lo que constituía su propia esencia: los sentimientos y emociones, el
amor a la vida y a las cosas de la vida, el buen corazón que siempre había manifestado y que
impidió más de una vez que emplease la violencia para solucionar los problemas que
obstaculizaban mi camino, todas estas cálidas pasiones y muchas más, se enfriaban
rápidamente, parpadeaban y se extinguían como la llama de la vela que ha consumido su
cebo. Ciertamente, si me viese obligado a sintetizar el nuevo estado de mí ser, diría que era
algo muy semejante al renacimiento sí; no temo afirmarlo, a pesar de ser Médico Psiquiatra
y, además, hombre culto. Aunque ello sea inaceptable para la ortodoxia oficial, no podría
negar lo que ciertamente experimentaba, y que ya había producido una transformación
apreciable en mi conducta: fue notable para casi todos los que me conocían, y es por eso que
suponían un shock post-sísmico; que Yo “sufría” una especie de regresión psicológica. De
pronto me había vuelto “como niño”: “reía por cualquier motivo” y parecía que “ya nada me
importaba”, tal los reproches de los amigos y parientes, que revelaban el particular cambio
regresivo de mi carácter. Pero también me estaba tornando cruel y despiadado, esto lo sabía
Yo mismo mas no me lo reprochaba, pues, como nunca, despreciaba mi vida y la vida en
general. Quiero aclarar que “como nunca” significa “como nunca de adulto” ya que, y esto lo
conocía profesionalmente, los niños, al igual que Yo renacido, eran capaces de matar sin
prejuicios ni remordimientos.
Quizás, durante aquel rapto espiritual, en ese instante infinito, muriese realmente y
resucitase a su término, lo que implica una paradoja pues no puede terminar lo que no tiene
fin, un instante que estaría eternamente presente en mi Espíritu. Siendo así, el cambio infantil
del carácter, la fuerza volitiva reforzada, los sentimientos que morían, los deseos que se
apagaban, el corazón que se enfriaba sin remedio, la sensación de renacimiento, la seguridad
espiritual de sentirse salvado, próximo a la liberación definitiva de los lazos materiales, todo se
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