Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 345

¨El Misterio de Belicena Villca¨ las Iglesias Protestantes, el Islam, el Budismo, y hasta la Iglesia Católica. Y siempre el fin último es el formar un espectro lo más amplio posible para abarcar todas las variantes ideológicas y captar a todos los disidentes de las Grandes Líneas Internacionales. “Nadie debe quedar fuera del control de la Sinarquía” parece ser la consigna que los guía. El descubrimiento de esta negra realidad, subyacente bajo falsas promesas de elevación y progreso espiritual, me llevó a ese estado de “ausencia de ideal” que definí en otra parte del relato. A partir de allí continué viviendo más o menos normalmente y hasta me interesé por la Antropología, pero la reacción a las engañosas experiencias pasadas me indujo a desconfiar sistemáticamente de la “buena fe” de las instituciones socialmente organizadas. Llegué a sentir espontánea repugnancia al tomar contacto, por primera vez, con alguna asociación cuyo fin declarado –Yo lo adivinaba inmediatamente– era veladamente traicionado en favor de sus internacionales tendencias ocultas. Definitivamente Yo no confiaba en ninguna organización terrenal como intermediaria entre un Orden Espiritual Superior y el Mundo Material. Considerando lo dicho, se entenderá mejor el dilema que se me planteaba en ese momento: para cumplir el pedido de Belicena Villca, debería enfrentarme a una Sociedad Secreta de Druidas, hombres que poseían poderes terribles según se desprendía de la carta y de las declaraciones del Profesor Ramírez, y hasta correría el riesgo de llamar la atención de los Inmortales Bera y Birsa, quienes me liquidarían en un abrir y cerrar de ojos. ¡Aquello no era juego! Yo debía, a la sazón, buscar ayuda contra Ellos; y ese socorro sólo podía ser espiritual, suministrado por seres que compartiesen el objetivo de la misión vale decir, por partidarios de la Sabiduría Hiperbórea. Más, ¿dónde estaban tales seres? En verdad, Yo creía seriamente que para emprender la misión con posibilidades de éxito hacía falta algo concreto, que no era cuestión de sentarse a orar o desgastarse en especulaciones metafísicas. Mas, me repetía, ¿a qué organizaciones podía recurrir en busca de ayuda? La Masonería, la Teosofía, la Antroposofía, el Martinismo, los Rosacruces, los Gnósticos, y otras Sociedades Secretas más ocultas aún, pero de la misma calaña sinárquica, están en oposición esencial con la Sabiduría Hiperbórea, ahora lo veía bien claro. Y así, por más que pensaba y repasaba la lista de todas las organizaciones conocidas, siempre concluía que eran cuando menos sospechosas de pertenecer a la Fraternidad Blanca, la superorganización oculta enemiga de la Casa de Tharsis. ¡Oh dilema! Existía una Sociedad Secreta de Iniciados Hiperbóreos en la Argentina, una Orden de Constructores Sabios, según revelara Belicena en su carta, pero nadie sabía dónde se hallaban ni cómo llegar hasta Ellos; Yo trataría de encontrarlos, pero era plenamente consciente que cientos, tal vez miles, de agentes de la Sinarquía estarían aguardando que alguien se aproximase para ejecutarlos sin piedad. Dudaba si podría emprender solo esta búsqueda y por eso examiné la posibilidad de recurrir a alguna organización “amiga” de la Sabiduría Hiperbórea para solicitar ayuda. Empero, lo repito, por más que pensaba no daba con la solución: ¿es que la Sabiduría Hiperbórea no contaba con partidarios en este Mundo? La respuesta parecía ser “no”; por lo menos no contaba con seguidores socialmente organizados; o Yo desconocía la existencia de alguna organización semejante. Capítulo V Mi único aliado –pensaba al comienzo de la reflexión– es el discernimiento. El me indicará adónde dirigirme, en quien confiar. Si es que hay alguna línea filosófica o religiosa afín, él me permitirá descubrirla; él me dirá si es “bueno o malo” y cómo recurrir a ella. Pero el análisis efectuado al cabo de profunda meditación, arrojaba una conclusión escalofriante: a medida que eliminaba posibilidades, todas las organizaciones quedaban en un bando (enemigo) y en el otro nadie. Por más que intentaba polarizar maniqueamente la miríada de Religiones, Sectas, Asociaciones, Sociedades Secretas, Organizaciones, Grupos, Ordenes, Ligas, Hermandades y Fraternidades, no lograba discernir sobre una siquiera que ostentase un rayo de Luz Increada, un destello de la Verdad Primordial del Espíritu. Sin embargo, si todo cuanto afirmaba Belicena Villca sobre el Origen del Espíritu Increado era cierto, si el Espíritu sólo podía experimentar 345