Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 256
¨El Misterio de Belicena Villca¨
Iniciados sacrificadores que conocían la Magia de la Sangre Derramada. Estos homicidas
sagrados, que eran zahoríes, es decir, “sensibles” a las fuerzas de la Tierra, luego de detectar
un vórtice conveniente efectuaban el sacrificio humano destinado a “polarizar” la energía
telúrica y obtener un fenómeno de “resonancia” con la Sangre de la Raza, de manera de que el
lugar se convierta en “amigo” de sus habitantes y “enemigo” de futuros invasores. De tales
asesinatos rituales con fines de fundación recordamos por ejemplo a Rómulo que para
asegurar la inviolabilidad de las murallas de Roma debió ejecutar a su gemelo Remo, etc.
Haré un breve paréntesis para consultar a la Sabiduría Hiperbórea sobre algunas pautas
que es necesario tener en cuenta, a fin de interpretar correctamente la acción de guerra
emprendida por el Rey Nimrod.
Puede considerarse con toda propiedad que la potencia de un pueblo para liberarse del
yugo satánico de la Sinarquía depende directamente de las condiciones esotérico-hiperbóreas
de sus Iniciados. Si hay hombres despiertos, suficientemente capaces de localizar las
corrientes y vórtices de energía telúrica, y no desprecian el combate que inevitablemente trae
aparejado esta “toma de posición”, entonces la Raza va en camino de la mutación, se ha
convertido en un “círculo cerrado” hiperbóreo. Por razones de pureza sanguínea son siempre
los pueblos denominados “bárbaros” quienes más cerca se hallan de estas praxis hiperbóreas;
pero esos mismos pueblos, en la medida que se civilizan, o sinarquizan, pierden potencia y,
entonces, se debilita su posibilidad de mutación. La pureza racial hiperbórea de un pueblo
se evalúa en la capacidad de sus hombres para despertar el Recuerdo de Sangre. La
potencia racial hiperbórea de un pueblo es su capacidad de oposición a la ilusoria realidad
del mundo material. Significa tomar parte activa en la Guerra Esencial y, por lo tanto, supone
alguna concepción estratégica hiperbórea. La potencia se evalúa entonces por la claridad de
los fines y objetivos estratégicos que son capaces de formular los hombres y por los pasos
efectivos que se den en tal sentido. El resultado de la acción jamás se califica por alguna
pauta material; más aún: la acción jamás se califica en absoluto. Para la Sabiduría Hiperbórea
lo que importa es la Estrategia; esto es: la claridad de metas y objetivos y la forma de
obtenerlos, o sea, la potencia. En todo caso la acción se califica a sí misma,
independientemente de los “resultados”. El “éxito” o “fracaso” de una acción no tienen sentido
en la Estrategia Hiperbórea pues tales palabras remiten a conceptos elaborados a partir de
una incorrecta percepción del mundo, de Maya, la Ilusión. Puede ilustrar esto una antigua
sentencia hiperbórea que dice: “para los Guerreros Sabios toda guerra perdida en la Tierra es
una guerra ganada en otros Cielos”.
Volviendo al concepto hiperbóreo de potencia racial puedo decir que, en general, un
pueblo potente es aquel que habiendo identificado al Enemigo pasa a la acción de guerra en
el marco de una “Estrategia Hiperbórea”. Y, en particular, que un pueblo de gran potencia es
aquel capaz de atravesar el umbral y trasladar el teatro de operaciones al plano de los
Inmortales.
Existen muchas maneras de atravesar el umbral. Los hombres dormidos, los “Iniciados”
en el satanismo sinárquico, por ejemplo, lo hacen durante su “Muerte Ritual”, arrastrándose
abyectamente ante los siniestros “Guardianes del Umbral”, mal llamados a veces “Veladores”,
“Vigilantes” o “Egrégoros”. Luego de demostrar su “evolución” mediante juramentos, pactos y
alianzas reciben la “iluminación” o sea pierden todo contacto con el Origen y sufren el
encadenamiento definitivo al Plan Universal del Demiurgo Jehová Satanás. Entonces pueden
atravesar el Umbral y “participar” en mil ceremonias o aquelarres distintos, de acuerdo a la
secta o religión que los haya “iniciado”, y que tienen la sorprendente característica de ocurrir
solamente en la conciencia del adepto pues se trata de una miserable ilusión. Los “Inmortales”
de Chang Shambalá jamás harán participar a nadie en sus reuniones como no sea para
destruirlo, sin embargo, no son pocos los imbéciles que creen conocer el sancta sanctorum
de la Fraternidad Blanca y a su “Instructor Planetario”, el Rey del Mundo.
Pero hay otra manera de “atravesar el Umbral”, que no requiere de humillaciones ni
promesas y que no implica la total confusión sanguínea del hombre como en el caso de la
iniciación sinárquica. Es la que consiste en plantarse orgullosamente, con las armas en la
mano, ante los Guardianes del Umbral… y destruirlos.
Se dirá entonces ¿pero, dónde está el Umbral? ¿no se trata de un símbolo “iniciático”? No
lo es. La Estrategia Sinárquica se basa en confundir, esto es, tornar oscuro lo que debería ser
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