Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 237
¨El Misterio de Belicena Villca¨
brillo sería visto desde todos los rincones del Mundo, incluido el plano astral y todos
aquellos “purgatorios” que los Demonios preparan allí para engañar a los Espíritus; aún en
aquellos planos tan sutiles de las mónadas emanadas por el Demiurgo, donde también hay
Espíritus Hiperbóreos completamente idiotizados, a quienes se ha hecho creer que “deben
permanecer allí mientras sus ‘otros cuerpos’, más densos, evolucionan”. Por último el Gral era,
si se me permite la metáfora, un guante arrojado a la cara de los Demonios, para un desafío al
cual estos, por su cobardía, no serían capaces de responder.
Pero no era tan sencillo lograr que el Gral, una vez ingresado en el plano físico
permaneciese simplemente ubicado en un lugar, por ejemplo en un altar. Por su carácter
atemporal, como reflejo del Origen, el Gral cual verdadero diluyente universal lo atravesaría
todo y se perdería de vista... especialmente si para quien le mirase transcurriese el Tiempo
del Mundo. El Gral no puede ser asentado sobre ninguna substancia que fluya a impulso del
Aliento del Logos, es decir, que fluya temporalmente, pues se perdería en el pasado, ya que
su esencia está siempre en el Origen. ¿Qué hacer? Hay que “preparar” un asiento material
de manera tal que soporte al Gral aunque éste permanezca en el pasado y aunque el
Tiempo del Mundo transcurra efectivamente para dicho asiento. ¿Puede construirse algo
así? Solamente si entre la substancia del asiento y el Gral se intercala un signo que
neutralice la temporalidad. Esto significa que el signo debe representar el movimiento
inverso al empleado por el Demiurgo para construir el Sistema Solar. Un signo así, que es el
colmo de los símbolos heréticos, fue empleado por los Dioses para construir el asiento del
Gral, al cual he llamado Vruna de Oricalco.
Atención a esto porque lo diré una sola vez: de la Vruna de Oricalco, que es un signo
muy complejo y de tremendo poder mágico, se deriva previa mutilación y deformación, la
Runa Swástika de la cual se han escrito tantos disparates.
Para construir el asiento del Gral se optó por una piedra cristalina de color azul violeta,
semejante a un ágata. En su parte superior, en una zona ligeramente cóncava, se engastó una
Vruna de Oricalco hábilmente cincelada por los Dioses Leales. Y una vez concluido el asiento
se lo depositó fuera de las murallas de la isla, en dirección a la porta infernalis, pero a
muchas millas de allí, en una región continental.
Será difícil que alguien pueda imaginar el maravilloso espectáculo del Gral descendiendo
en los siete infiernos. Tal vez si se piensa en un Rayo Verde, de brillo cegador e influencia
gnóstica sobre el vidente, ante quien los Demonios giran sus fieros rostros helados de
espanto; un Rayo que, cual hoja segadora de invencible Espada, va rasgando los
cuatrocientos mil mundos del Engaño buscando el Corazón del Enemigo; una Verde Serpiente
Voladora que porta entre sus dientes el Fruto de la Verdad, hasta entonces negada y ocultada;
si se piensa en el Rayo, en la Espada, en el Fruto, en la Serpiente, tal vez así sea posible intuir
lo que ocurrió en aquel momento crucial cuando la Verdad fue puesta al alcance de los
Espíritus cautivos. Sí porque desde que el Gral se asentó sobre la Vruna de Oricalco el Árbol
de la Ciencia quedó plantado al alcance de aquellos que, completamente confusos, vivían en
el Infierno creyendo habitar un Paraíso. ¡De ahora en adelante podrían comer su fruto y sus
ojos serían abiertos!
¡Aleluya por Kristos Lúcifer, la Serpiente del Paraíso! ¡Aleluya por aquellos que
comieron del Fruto prohibido: los hombres despiertos y trasmutados!
¿Cuál fue el siguiente paso de los Dioses? Previamente a la caída del Gral, pero cuando
este fenómeno ya estaba ocurriendo en otros planos, aplicaron la ley del cerco a las murallas
de la isla aislando el área interior de la exterior. Para comprender el efecto que tal acción
estratégica produjo hay que tener presente que ésa era la primera vez que se liberaba una
plaza en el Sistema Solar. Cuando un anillo de fuego pareció brotar de las imponentes
murallas y ya no se vio más hacia el interior de la isla, envuelta en una extraña nube vibratoria
y flamígera, el Demiurgo comenzó a sentir amputada su substancia. La Estrategia de los
Dioses apuntaba a ganarle, no solamente el área plana de la isla sino también su relieve, sus
montes y valles, sus lagos y bosques, sus vegetales y animales; la isla, país vasto, era
también una gigantesca Arca de Noé que debería recibir durante milenios a los hombres que
lograsen despertar y huir de las cadenas materiales y también a aquellos que se hubiesen
trasmutado luchando a muerte en las batallas.
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