Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 147

¨El Misterio de Belicena Villca¨ No ha de sorprender, a esta altura, que haya sido Dionisio Sebacio, un Dios de la Cebada como Jehová, quien haya castrado a Agdistis después de embriagarlo con vino de cebada. Jehová había santificado el Sábado, el día que en todo el Mediterráneo se dedicaba al Culto de Saturno y al que le estaba dedicado el Granado. Saúl, el primer Rey de Israel, consagró el Reino, Malkhouth, al Granado que representaba a YHVH. Dionisio, el de los pies de toro y borceguíes, era un Dios rengo, igual que el Minotauro, así como rengueante era la Danza del Laberinto que bailaban, y aún bailan, las perdices macho. Esta Danza era ejecutada por los Sacerdotes hebreos de Baal Tammuz Adonis en tiempos de Elías, siglo IX A.J.C.: “Tomaron los Sacerdotes el novillo que se les había traído y, después de prepararlo, estuvieron invocando el Nombre de Baal Tammuz Adonis desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: ¡Baal, respóndenos! Pero no hubo ni Voz ni Respuesta. Entre tanto, Ellos danzaban cojeando junto al Altar que habían hecho” [I Reyes, 18, 26]. La palabra hebrea Pesach, que designa a la Pascua, significa justamente “baile cojeando”, debido a que aquella fiesta era una y la misma que la de Baal Adonis, el Dios Rimmón que había sido muerto por un Jabalí: esta identidad es el origen de la prohibición hebrea de comer carne de cerdo los días Sábados. Además, la tradición levítica decretaba que el cordero pascual, la víctima del holocausto de la Pascua, fuese servida sobre una fuente de madera de Granado. La granada era la única fruta que se podía introducir en el Sancta Sanctorum y el Supremo Sacerdote, al hacer la entrada anual en el Templo, llevaba cosidas en su efod pequeñas borlas con forma de granada. El rollo de la Thorá se envolvía sobre un palo llamado Es Chajim, es decir el Árbol de la Vida, el cual se hallaba rematado en cada extremo por dos granadas talladas. Y el óctuple candelabro, Chanukah, posee una granada coronando cada brazo, en los que brilla Yod, el Ojo de YHVH. El séptuple candelabro, por su parte, Me n o r a h , tiene siete cálices de Flor de Almendro, que recuerdan la institución del Sacerdocio de Aarón, cuando floreció la vara de Almendro que le suministrara Moisés: “Y sucedió que, cuando al día siguiente entró Moisés en la tienda del testimonio, la vara de Aarón, la de la Casa de Levi había echado brotes y flores, y había producido almendras” [Números, 17,23]. Para perpetuar el recuerdo de este milagro, dice YHVH: “Harás un candelabro de oro puro, tanto su base como su tallo. Sus cálices, sus capullos y sus flores formarán cuerpo con él. Seis brazos saldrán de sus lados, tres brazos de un lado del candelabro y tres brazos del otro. Tres cálices a modo de Flor de Almendro tendrá el primer brazo, con sus capullos y sus flores; igualmente el segundo; etc.” [Éxodo, 25,31]. Y, según la visión del Profeta Zacarías, “Estas siete lámparas son los Ojos de YHVH que recorren toda la Tierra” [Zacarías, 4,10], vale decir, una representación de la Shekhinah. Los Cultos de Rus Baal, el antiquísimo de Baal Tammuz Adonis, practicado por los Sacerdotes hebreos, y el de Baal Moloch, oficiado por los Golen, fueron interpretados por los romanos como formas de adoración a Kronos-Saturno, un Dios equivalente a Jehová-Adonaí o Rimmón-Atis-Adonis-Dionisio. Desde el siglo III A.J.C., los Sacerdotes del Pacto Cultural, que proliferaban en Roma, dedican Rus Baal al Culto de Proserpina o Perséfone, la amante infernal de Adonis; en la misma Época, y a escasa distancia, los Señores de Tharsis se consagran al Culto de Vesta, la Diosa del Fuego del Hogar, tras la que ocultan su concepción del Culto del Fuego Frío. Los dos Cultos opuestos, el del Fuego Frío de Vesta de Tharsis, y el del Fuego Caliente de Proserpina de Palos, se desarrollan simultáneamente sin que ninguno intente superar al otro. Y vale la pena repetir que aquella versión de Proserpina equivalía a una Perséfone tardía, más cercana a la Gran Madre Cibeles Binah que a la Perséfone antigua, o Frya, la Esposa de Navután. En el siglo II D.J.C., siempre furtivamente, llegan Bera y Birsa a Huelva; pero esa vez no atacan a la Casa de Tharsis sino que se dirigen a Rus Baal, “a supervisar el Culto de Proserpina por encargo de Melquisedec”, un Supremo Sacerdote de la Fraternidad Blanca. Luego de la partida de los Inmortales, el Templo de la comarca de Palos comienza a ganar fama por los milagros que protagoniza la Diosa, el principal de los cuales consiste en la cura de la hidrofobia: de todas las regiones de la península, y aún de ultramar, acudían entonces los mordidos o infectados por las mordeduras de perros para recuperar la salud perdida. Recién ahora, cuando oyeron a Birsa decir “contra los perros, la ilusión de la rabia”, comprendieron los cuatro Sacerdotes que aquellos milagros antiguos estaban relacionados con los poderes de Bera y Birsa. 147