Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 102
¨El Misterio de Belicena Villca¨
aseguraría la unidad política, también. Como ve, Dr. Siegnagel, los planes de la Fraternidad
Blanca estaban a punto de concretarse: y sin embargo fracasaron.
¿Qué fue lo que ocurrió? Los planes de la Fraternidad Blanca fracasaron
fundamentalmente por causa de dos Reyes, Federico II Hohenstaufen, Emperador del Sacro
Imperio Romano Germano, y Felipe IV el Hermoso, Rey de Francia. Ambos reinaron en países
distintos y en períodos históricos diferentes, y no se conocieron entre sí: Federico II en Sicilia,
desde 1212 hasta 1250, y Felipe IV en Francia, desde 1285 hasta 1314. Sin embargo, un nexo
oculto explica y justifica los actos altamente estratégicos desplegados por estos
extraordinarios monarcas: es la oposición de la Sabiduría Hiperbórea.
Tenemos pues, dos causas exotéricas del fracaso de los planes enemigos, los Reyes
mencionados, y una causa esotérica, la oposición de la Sabiduría Hiperbórea, de la que
aquéllas, no son más que efectos. Examinaré, entonces, un tanto superficialmente las dos
primeras y me concentraré en detallar la segunda; es conveniente que así lo haga para
exponer el papel destacado que le cupo a la Casa de Tharsis en tales hechos. Habrá que
comenzar, desde luego, por describir las circunstancias que dieron lugar a la coronación de
Federico II y los actos con que éste desestabilizó el Poder del papado. Luego me detendré a
mostrar las verdaderas causas de aquellos actos, esto es, la oposición de la Sabiduría
Hiperbórea: se verá, así, cómo los Señores de Tharsis desarrollaron su Estrategia y cómo
fueron casi exterminados por los Golen a mediados del siglo XIII. Finalmente llegaré a la
gestión de Felipe IV, “el Rey que aplicó el Golpe Mortal a la Sinarquía Financiera de los
Templarios”. A partir de allí, Dr. Siegnagel, todo estará dado para que la historia de la Casa
de Tharsis, que estoy narrando para Ud., entre en su fase final.
Con la elección del Papa Inocencio III en 1198, los Golen juegan una de sus últimas y más
importantes cartas. Aquel “pontífice”, en efecto, goza de un prestigio sin par entre la indócil
nobleza germánica: los Reyes se someten a su arbitrio y su voluntad se impone sin
resistencias en todos los ámbitos. Por lo demás, no se preocupa demasiado en disimular sus
planes pues proclama abiertamente la vigencia de la teoría de Gregorio VII sobre “las Dos
Espadas”, de las cuales una, la temporal del Emperador, debe estar sometida a la “espiritual”
de la Iglesia. Pues bien, este Papa, que tiene en sus manos todos los triunfos de los Golen, es
también el tutor y regente del joven príncipe Federico de Sicilia, principal heredero de los
Hohenstaufen austríacos y alemanes. Es en ese príncipe que los Golen, y la Fraternidad
Blanca, han apoyado todo el peso de su Estrategia: Federico, educado como monje
cisterciense y Caballero Templario por los Golen de la corte normanda de su madre Constanza
de Sicilia, debería empuñar con vigor nunca visto, desde los tiempos de Carlomagno, la
Espada temporal de los Reyes y someterla a la Espada espiritual de la Iglesia; entonces la
Espada espiritual, que es la Cruz de Jesús Cristo y el Plano del Templo, sería asiento del
Trono del Mundo, un sitial para el Mesías del Dios Creador o sus representantes. Pero he aquí
que Federico se rebela tempranamente contra ese plan.
Federico II es coronado Rey alemán en 1212 con el auspicio de Inocencio III y la
aprobación manifiesta de Felipe II Augusto, Rey de Francia. En principio hizo lo que se
esperaba de él y ya en 1213, contando sólo dieciocho años de edad, promulgó la Bula de Oro
a favor de la Iglesia, en la que confirmaba la totalidad de sus posesiones territoriales, inclusive
las que aquélla se había apropiado indebidamente luego de la muerte de Enrique VI; aceptaba,
asimismo, renunciar, tanto él como cualquier otro Rey alemán futuro, a la elección de Obispos
y Abades. Es evidente, pues, la predisposición inicial del joven Rey para cumplir con los
planes de la Iglesia Golen. Sin embargo, muy pronto esa actitud comenzó a cambiar, hasta
tornarse totalmente hostil hacia sus antiguos protectores; las causas fueron dos: la reacción
positiva de la Herencia de su Sangre Pura gracias a la proximidad histórica del Gral,
concepto que ya explicaré; y la influencia de ciertos Iniciados Hiperbóreos que el mismo
Federico II hizo venir hasta su Corte de Palermo desde lejanos países del Asia y cuya historia
no me podré detener a relatar en esta carta. Lo importante fue que el Emperador comenzó a
rechazar la idea Golen, que estaba siendo ampliamente publicitada por la red benedictina, de
que el mundo debía ser regido por un Mesías Teocrático, un Sacerdote puesto por el Dios
Creador sobre los Reyes de la Tierra. Contrariamente, afirmaba Federico II, el mundo
esperaba un Mesías Imperial, un Rey de la Sangre Pura que impusiese su Poder por el
unánime reconocimiento de los Señores de la Tierra, un Rey que sería el Primero del Espíritu y
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