Mi primera revista antología sofi | Page 10

El bufón de la corte había oído todo y, lleno de temor, se lo contó al príncipe, el cual ordenó a su mejor guerrero ir en busca de la princesa y traerla al Palacio Real, donde la tomaría por esposa. El noble guerrero salió a cumplir su misión; pero en la negra oscuridad de la noche, unas manos asesinas le quitaron la vida y arrojaron su cuerpo a la espesura. El bufón volvió a verlo todo. Al enterarse de lo sucedido, el príncipe del manto rojo tomó su arco, y se dirigió al Cenote Sagrado en busca de su amada. Esa noche de luna, veló su sueño bajo las ceibas. Tan pronto amaneció, las aguas quietas del príncipe se acercó a ella y brazos, demostrándole sus fuerzas. Nicté-Há fue a mirarse en Cenote Sagrado. Allí el la estrechó entre sus que la amaba con todas Aquella escena fue que salió de las sombras y doncella. Su cuerpo frágil hundiéndose en las aguas morada de los dioses. interrumpida por una flecha atravesó el pecho de la y sin vida cayó, del Cenote Sagrado, Lo embargaba un profundo dolor. Bañado en lágrimas, rogó a los dioses piedad y compasión. Fue tal su tristeza, que el corazón se le hizo pedazos, y cayó agonizante al borde del Cenote Sagrado sobre un charco de sangre. Los dioses lo escucharon y enviaron al Señor de las Aguas y al Señor de los Pájaros. El Señor de las Aguas bajó a lo profundo del Cenote, y convirtió el cuerpo inerte de Nicté- Há en un hermoso loto. Mientras que el Señor de los Pájaros se posó sobre el corazón del príncipe, y lo transformó en un hermoso pájaro cardenal, siempre sediento de amor. Desde entonces, cuando despunta el alba, el pájaro rojo baja hasta el Cenote Sagrado para cantar con trinos de amor sobre los abiertos cálices de los lotos. Dziú y el Maíz Cuando la vida apenas comenzaba en la tierra de los Mayas, el pájaro Dziú tenía plumas de varios colores, y sus ojos castaños hacían juego con su plumaje. En la primavera, construía su nido, empollaba sus hijuelos y los criaba, como es costumbre entre todas las aves. Así fue, hasta que -un día-, Yuum Chaac, el dios de las aguas, quien también lo es de la agricultura, observó que el fructífero suelo iba perdiendo su fertilidad.Yuum Chaac, después de meditar, convocó a todos los 8