Mi primera revista ANAQUEL.29.JUNIO.2020.B | Page 46

Carreteras olvidadas Tú participaste en las excavaciones de Iulióbriga, que parece ser un lugar común entre varios de los que habéis pasado por ese De- partamento de Ciencias Sociales. ¿Para un creador, dicen más las piedras de la Historia o la palabra intemporal de la poesía? Sí, es verdad; al menos tres profesores del departamento hemos estado excavando en Iuolobriga. Las piedras son parte de la His- toria, y esta si se poetiza tiene que tener también algo de la memo- ria de las piedras. Es fácil imaginar un escenario con, por ejem- plo, Catulo sentado en una piedra del foro romano escribiendo “Pero dame mil besos, luego ciento, después mil otra vez, de nue- vo ciento, luego otros mil aún, y luego ciento...” ¿Y en qué puedes pensar?, ¿en la piedra que oyó a Catulo, o imaginar esa piedra y al poeta? En eso radica la poesía, en abstraer la vida o las circuns- tancias de la vida. Hablando de poesía, tenemos entre nuestras manos estas magni- ficas Escamas del frío, que se publicó bajo el sello de la colección “A la sombra de los días”. Tanto nos ha gustado el libro, que se nos ha ocurrido proponerte un cuestionario crítico-poético, a bo- cajarro y como quien no quiere la cosa. ¿Estarías dispuesto a co- rrer el riesgo? Claro que sí, la crítica está para mejorar, ¿no?, y al hilo de eso también Catulo escribió algo al respecto: “Toma pues lo que sea / de este librito, valga lo que valga, / y que éste permanezca más de un siglo / sin marchitarse, oh musa virginal.” Pues allá vamos. A primera vista, nos parece que el perfil del libro se plantea bajo dos focos creativos y sentimentales, que tienen nombre propio: Vladivostok “de claridad mortecina”, y la 46