Mi primera revista ANAQUEL.22.DIC.2018.PDF | Page 7
DE MI DIARIO
Me entrené muy duro, día a día. Salía para comer antes de ir a cla-
se por la mañana. Por la tarde, sesiones de musculatura, y por la noche
lo que más me gustaba era el “combate”. Gracias a mi constancia y a que
tuve a un entrenador que confió en mí desde el primer momento, fui
campeona de Cantabria dieciséis veces e incluso llegué a ser campeona
de España.
Al ganar el oro nacional, formé parte de la selección española, que
tenía sus clases y se concentraba en Barcelona. Viajábamos mucho, no
teníamos tiempo para casi nada. Todo era entrenar, ya que representá-
bamos a nuestro país. Grecia fue uno de los mejores momentos de mi
carrera; quedé cuarta en el europeo. Luego llegaron los opens de Bélgi-
ca, de Francia y de España, en los que conseguí dos oros y un bronce.
Jamás olvidaré cuando sonaba el himno español y la chica a la que en
esta ocasión yo miraba, embobada, era precisamente yo misma… pero
en lo alto.
Si cierro los ojos, aún recuerdo los pies resbaladizos por el tatami,
el sudor frío que cae por la espalda, la garganta seca. Pero, sobre todo,
esa adrenalina que sube por tu cuerpo en décimas de segundo y antes de
cada combate. Recuerdo el pitido final y me emociono al ver a mi madre
llorando en la grada, a mis compañeros, eufóricos y gritando de alegría.
Comprendía entonces la esencia del taekwondo, la constancia y el cons-
tituir un equipo.
Si hay algo verdaderamente importante que se puede sacar de esta
historia, es que con esfuerzo y constancia todo se puede conseguir. Nun-
ca se de tirar la toalla; a ganar se aprende perdiendo.
Nunca olvidaré las palabras de mi entrenador antes de salir a la fi-
nal: Si pierdes, lo recordarás. Pero si ganas, será una satisfacción eterna.
¡No le faltaba razón…!
Tania García López
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