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Yo misma, allí en lo alto
E
l taekwondo es un deporte de contacto y disciplina. Es un
arte marcial, que no todo el mundo sabe entender.
Yo comencé con ocho años, gracias a un amigo que lo practicaba
y me invitó un día a ver cómo entrenaban. Me llamó mucho la atención
el espíritu de equipo que había en aquella sala. No importaba si eras
mayor o pequeño, alto o bajo. Lo importante era entender que nadie
era más que nadie, y que con entrenamiento todo se puede conseguir.
Así que un día empecé con esa actividad.
Al poco tiempo fui a mi primer campeonato de técnica. Me en-
cantó el ambiente, la competitividad que se vivía entre los gimnasios.
Pero lo que más me gustó fue ver cómo competían los mayores; todos
los pequeños los mirábamos, soñando con algún día poder estar ahí.
Fue pasando el tiempo y decidí dejar la técnica y dedicarme a lo
que realmente me gustaba: la competición. Era la niña más pequeña de
la clase, pero eso a mí no me importaba. Yo solo soñaba con subirme
algún día a lo más alto del pódium y poder estar ahí, donde están los
grandes.
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