Mi primera revista 1 | Page 8

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matemáticas, ¿ABURRIDAS?

“¿Y cuándo se usa esto en la vida real?”

La pregunta que pasa por las cabezas de todos los estudiantes al no poder resolver un ejercicio matemático con facilidad: buscando el por qué es necesario saber cómo identificar un trinomio cuadrado perfecto o resolver una división algebraica, buscando el propósito del álgebra y las matemáticas, llegando a esas crisis existenciales repletas del dramatismo adolescente, del sufrimiento por el que pasan como estudiantes “¿Me lo preguntará alguien en la calle...?”, “¿Seré un mejor ciudadano...?”, “¿Lo usaré en conversaciones...?”

Y estas preguntas se quedan en el aire, en la mente, pasan a ser chistes y bromas entre los estudiantes. Porque cuando el principal objetivo es aprobar un examen no hay aprendizaje: nos concentramos tanto en las calificaciones que nos olvidamos de aprender. Nadie encuentra la utilidad en la vida diaria del álgebra, ni sus aplicaciones. Las matemáticas al pasar por el sistema educativo llegan a los alumnos como una serie de fórmulas sin sentido que hay que aprender para graduarse, y se transforman en una molestia sin razón de ser. Las cosas sin propósito ni función son sinónimo de desecho, de basura. Y para colmo, les pedimos a los estudiantes que estudien con alegría y gusto algo que sabemos que no entienden ni tienen interés por entender.

No hay que recordarnos los cerebros que hemos perdido aburridos en clase, esperando a que termine atentos a las manecillas del reloj. Todos pueden entender las matemáticas y desarrollar un interés por ellas, tal vez no amarlas, pero hay algo muy mal si la gran mayoría de los estudiantes las desprecia como su peor enemigo.

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Deborah Andreina Rodríguez Guzmán